domingo, 1 de julio de 2012

Capitulo 45


Mientras que ellos estaban sentados, Marc los miraba desde la mesa donde antes estuvieron ellos. Estaba bastante celoso, pero no se pensaba rendir. Tras mucho pensar, decidió dejar claro a Lucia que había entendido que estuviera con José, así podría acercarse cada vez más a ella como un amigo y cuando no estén juntos, poder atacar.
Empezaba a estar cansado. Estar allí no iba a cambiar nada, así que decidió marcharse y dejar a la feliz pareja que se divirtieran juntos. Se despidió de unos amigos y se fue sin muchos ánimos.
A la salida, había un grupo de chicos que ya estaban muy pasados de vuelta. Comprobó el reloj. Eran las 3.00am, todavía era muy temprano. Se alejó de aquellos chicos todo lo que pudo. No les dio una buena impresión. Escuchó unos gritos a su espalda, pero prefirió ignorarlos.
-¡Eh! Te estamos hablando. ¿Tu mami no te enseñó que es de mala educación ignorar a las personas que te hablan?
Marc sabía que si les seguía el juego podría acabar mal. Siguió el camino a su casa. Tenía esperanzas de que cuando desapareciera por la esquina, le dejaran en paz. Pero no fue así. Le persiguieron hasta que le tuvieron en una buena ocasión. Eran como unas cinco personas intentándole sujetar para que no se escapara. Marc intentaba huir, pero era imposible. Aquellos chicos sacaron navajas y le empezaron a amenazar.
-Danos todo lo que lleves encima.
-No llevo nada. Me habéis pillado en un mal momento.- dijo Marc sonriendo.
No soportaron que se burlaran de ellos. Le pusieron contra una pared y comenzaron a pegarle. Tras unos minutos, le dejaron medio muerto en el suelo y se fueron corriendo. Con las últimas fuerzas que le quedaban, intentó llegar a una cabina de teléfono.  No sabía exactamente por qué, pero en vez de llamar al 112, prefirió llamar a otro número. Un número que le hará más que cualquier médico. Necesitaba escuchar la voz de Lucia. Le daba igual que fuera la última vez. Marcó como pudo los nueve dígitos rezando para que no se haya equivocado. Espera unos instantes, cuando al fin alguien responde al otro lado del teléfono.
-¿Si? ¿Quién es? –dijo una voz masculina.
-Hola. ¿Se puede poner Lucia?- dijo con voz dolorida.
-Claro, un momento.
Tardó en ponerse al teléfono. Marc ya temía que le hubieran dejado tirado. Estaba convencido de que quien había contestado, era José.
-¿Quién es?-dijo finalmente Lucia.
-Hola Lucia, soy Marc. Necesitaba escuchar tu voz, me da igual que sea la última vez.
-¿Marc? ¿Qué te pasa? Te noto un poco raro…
-Pues…- dijo Marc sin estar muy convencido de contárselo.
No quería preocuparla ni molestarla y estaba seguro de que si se lo dijera lo haría, porque conociéndola vendría corriendo hacía él. Podría ser un buen momento para comprobar lo que siente por él.
-¿Hola? ¿Marc? ¿Sigues ahí?- dijo Lucia que empezaba a preocuparse.
-Sí.- dijo Marc con un suspiro. Realmente estaba dolorido.- Al salir de la fiesta unos chicos me atacaron.
-¡Oh dios mío! ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
-Tranquila, estoy muy cerca. Me atacaron nada más salir. Creo que estoy en la calle Serrano. Ven si quieres.
-Claro que voy. Espera unos minutos, que ya estoy de camino.
Marc sonrió. Al menos durante algunas horas estarán juntos y Lucia estaría muy pendiente de él.
En pocos minutos, Marc, pudo ver a una chica guapísima que se acercaba corriendo hasta él.
-¡Marc! ¿Cómo es que estás aquí tirado?-dijo Lucia que le estaba intentado ayudar a levantarse.
-Pues nada. Descansar.
-¿Has llamado a una ambulancia?
Marc se sorprendió de repente. ¡Se le había olvidado llamarla! Estaba tan emocionado con que estaría con Lucia…
-No. Gasté mis últimas fuerzas en llamarte.
Lucía sonrió. Por muy chulo que pareciera tenía algo que le llamaba la atención.
-¿Y José?- dijo Marc tocándose sus heridas.
-Está llamando a un taxi. Nos vamos directos al hospital.
Se entristeció un poco al escuchar que no estarían solos. Pero la noche todavía era larga y en algún momento tendría que dormir, entonces ese será el mejor momento. El momento en que nadie les podrá interrumpir.
-Mira, por ahí viene.- dijo Lucia dándose la vuelta.
-¿Cómo van las cosas por aquí?- preguntó José un poco fatigado.
-Pues está muy herido. ¿El taxi ya está de camino? –preguntó Lucia.
-Sí. Me ha dicho que vendría lo más rápido que pudiera. Pero, ¿por qué no habéis llamado a una ambulancia?
Lucia y Marc se miraron y sonrieron.
-Es… ¿una larga historia?- dijo Lucia.
Esperaron sentados en un banco hasta que el taxi apareció por la esquina. Ayudaron a caminar a Marc hasta sentarlo en el coche.
-Buenas noches, ¿nos podría llevar al hospital?
-Claro, súbanse.
El taxista comprobó el estado del chico.
-¿Es muy grave?- preguntó un poco intrigado.
Nadie sabía qué contestar.
-Creemos que sí. Superficialmente está muy herido.- terminó diciendo José.
El viaje fue un poco largo. Estábamos casi en las afueras y el hospital estaba en el centro. Lucia y José intentaban hacer presión en las heridas para que no le doliera tanto y no dejaran escapar la sangre. Todo estaba siendo tan difícil…
-Ya hemos llegado.- dijo el taxista tras unos largos minutos.
-Lucia, tú acompaña a Marc a dentro, ahora voy. Mientras yo voy pagando.
Lucia salió del coche y, lentamente, ayudó a Marc. Entraron al hospital y buscaron a una enfermera que estuviera libre para que les atendiesen rápido.
-Hola señorita. ¿Qué le ocurre?- preguntó una chica de mediana edad.
-Pues verá. A este chico le han dado una paliza, y creemos que esta gravemente herido. Necesitamos que le miren a ver si le pasa algo.
-¿Puede andar?
-Difícilmente, pero sí.
-Bueno, para que no haga esfuerzos, os voy a dar una silla de ruedas. Síganme por favor.
Lucia ayudó a Marc a sentarse cómodamente, después fue empujando la silla para que no tuviera que hacer nada.
-Gracias, Lucia.- dijo Marc intentando buscar sus ojos.
-¿Gracias? ¿Por qué?
-Porque me estás ayudando a pesar de todo lo que te hice. Y eso hay que agradecértelo.
Lucia sonrió. Ahora mismo ni se acordaba de su pasado. Tan solo era una amiga que ayudaba a otro amigo porque estaba mal. Realmente mal. Por una parte estaba preocupada, ya llevaban ahí dentro unos minutos y todavía José no había aparecido por allí. ¿Se habrá perdido?
-Bueno, esperen aquí. Les garantizo que no tardarán en llamarles.- dijo la enfermera señalando la sala de espera.
-Muchas gracias.- dijo Lucia con una sonrisa poco creíble.
Se sentaron en las sillas del fondo. Los dos sabían que iban a acabar hablando y no querían molestar a las demás personas que había en la sala.
-Y también me siento un poco mal.- dijo finalmente Marc.
-¿Por qué?- dijo Lucia sorprendida. No se esperaba para nada ese comentario.
-Pues porque, si no me hubiera pasado nada, si no te hubiera llamado, todavía estarías con José en vez de estar en el hospital.
-Mira no digas eso. Agradezco que me hayas llamado, porque si no posiblemente todavía estarías en el suelo. Sin poder casi ni moverte. Y ahora estamos aquí esperando a que te llamen para ver si tienes algo grave. ¿Vale? Así que esos pensamientos quítatelos de la cabeza. ¿Somos amigos no? Y los amigos están para los momentos malos y buenos.
-Amigos- pensó Marc. Esa palabra, se le quedó en la cabeza y, aunque a muchos le gusta esa palabra, para él era la peor que le podían decir en ese momento. Si fueran algo más que amigos, quizás el no estuviera en aquel hospital. Si fueran algo más que amigos, no me hubiera ido de la fiesta. Pero claro, solo somos amigos.
Marc quedó atrapado en sus pensamientos, y no prestaba atención a todo lo que le rodeaba. En ese momento José llegó a la sala de espera.
-Espera un momento.- dijo Lucia a Marc, levantándose para hablar con su novio.
-¿Qué tal está?- preguntó José.
-Todavía no nos han dicho nada. Solo que esperemos aquí, que en seguida vendrían y que le mirarían a fondo. Espero que todo se quede en un simple susto.
Lucia abrazó con mucha fuerza a José. Necesitaba estar con alguien que la apoyara. Ahora mismo todos están muy asustados. Lucia no paraba de repetir siempre lo mismo: ‘’Es normal que esté preocupada, ¿no? Los amigos se preocupan los unos de los otros. Sí. Será eso. Solo somos amigos. No tiene que significar que me guste… ‘’ Ella está a gusto con José. Pero ahora no es momento para estar pensando en esas cosas.
-Marc, ya puede pasar.- dijo una chica a través de megafonía.
Lucia fue hacía donde estaba Marc para volver a empujar la silla. Les llevaron a una sala donde había una doctora y un enfermero. Parecían jóvenes.
-Buenas noches, ¿qué ha ocurrido?
Marc, Lucia y José se miraron. Alguien tenía que contar la historia. Esta vez fue José quien la contó. Cuando pasaron unos minutos, los médicos le tumbaron en una camilla y le examinaron atentamente…
-De momento parece algo grave, pero hay que hacerle unas pruebas para asegurarse de que le pase algo. Deben de seguir esperando un poco más en la sala de espera.
Ya empezaban a estar cansados. Cansados de esperar. Cansados de que nadie les diga nada de lo que está pasando…
-Marc espero que no sea nada grave.- dijo José nada más entrar de nuevo en la sala de espera.
Marc ignoró por completo el comentario que hizo José. No le importaba lo que él pensara. Ahora no estaba para pensar demasiado. Realmente estaba dolido. Tenía el cuerpo lleno de heridas. No sabía lo que realmente le pasaba.

Capitulo 44


Se quedaron realmente sorprendidos al ver que aquel joven estaba allí.
-¿Qué haces aquí?- preguntó Lucia un poco enfadada.
-Te recuerdo que esto es una fiesta. Puede venir cualquier persona.
Era una situación incómoda. Nadie sabía qué hacer exactamente.
-Bueno, ¿me dejas bailar un poco con ella? –preguntó tras unos segundos de silencio.
José y Lucia se miraron. No se querían separar, pero ambos sabían que por un baile no iba a pasar nada.
-Claro. Cuídamela.- dijo José acercándose a Lucia para besarla.
El chico se acercó a ella y la cogió de las manos.
-¿Qué quieres realmente, Marc?- dijo Lucia que no podía aguantar más.
-Yo lo que quiero ya te lo dije. Te quiero a ti.
Lucia cada vez se sentía más incómoda. Con todo lo que la había costado decidirse… ahora otra vez viene con el mismo cuento.
-Marc, yo tengo novio y le quiero con locura. Y por mucho tiempo que pase, no le dejaré de querer.
Marc sonrió. A él le daba igual que Lucia tuviera o no novio. Sabía que nada era para siempre y que en cualquier momento ellos se iban a separar, por unas circunstancias o por otras, pero debía esperar.
La música sonaba en todo el recinto.  José los miraba distantes apoyado en la mesa de la bebida.
-¿Sabes?- dijo Marc mirándola a los ojos.- Estás guapísima.
-Gracias.- dijo Lucia sin apenas mirarle.
En ese momento, Marc, se dio cuenta de que si la presionaba, no iba a conseguir nada. Debía pensar en un plan, pero ahora prefería disfrutar de aquel baile.
Tras unos minutos, la música paró y la mayoría de personas se fue a descansar.
-Marc, me voy a beber algo.-dijo buscando con la miraba a José.
Fue difícil llegar a la mesa donde se encontraba su novio, pero con esfuerzo lo consiguió.
-¿Te has aburrido mucho?- dijo Lucia acercándose tímidamente hacia su boca.
-Un poco. Pero la espera ha merecido la pena.- dijo José aceptando el beso de Lucia.
Estuvieron un tiempo hablando, hasta que decidieron que en aquel sitio hacía demasiado ruido. Fueron a los alrededores, aunque se escuchara el ruido, era mucho menor.
Lucia no se encontraba muy bien. En poco tiempo su expresión cambió, le dolía un montón la cabeza y no sabía exactamente por qué era. Suponía que era por la música, así que no lo dio mucha importancia.
-¿Qué te pasa, cielo? –preguntó José un poco preocupado al ver la cara de Lucia.
-No me encuentro muy bien. Pero será por la música. Necesito relajarme un poco. Será lo mejor.
José se quitó la chaqueta que llevaba y la colocó como manta en el suelo para poder sentarse sin que se mancharan.
-¿Quieres sentarte en poco?- dijo José invitándola con un gesto.
-Claro.- dijo Lucia sonriendo.
Se sentaron juntos mirando el horizonte. Lucia se apoyó en el hombro de José. Así pasaron los minutos. Lucia notó como que alguien les estuviera observando, pero la daba igual. Ahora estaba a gusto. 

miércoles, 29 de febrero de 2012

Capitulo 43


-Bueno, ¿qué querías decirme?- dijo Lucia intrigada.
-Bueno, no es una sorpresa. Es más una pregunta que solo podía decirte cara a cara, y creo que en la fiesta no vamos a poder tener intimidad.
-Pues pregúntame.- dijo Lucia con una sonrisa.
-Verás… no es una pregunta muy adecuada, pero hace tiempo que me la llevo preguntando. ¿Quieres ser mi novia oficialmente?
Lucia se sorprendió. Lo cierto es que nunca se lo propusieron. Era una relación un tanto raro. Con todo lo que habían pasado juntos… muchas veces lo daba por hecho, pero no lo era.
-Pues claro. Tú para mí ya lo eres.
José quedó aliviado al escuchar esas palabras. Para él, ella también lo era, pero no estaba seguro.
-Estás realmente espectacular.- dijo José mirándola de arriba a debajo de nuevo.
-Jajaja. Gracias, tú estás igual, ¿eh? Esta noche quieres poner celosa cuando estés con otras chicas.
-Lo mismo te diré cuando estés con otros chicos.
-José, yo solo te quiero a ti.- dijo Lucia segura de lo que había dicho.
Hace un rato, se prometió que Marc había desaparecido de su vida. Y está claro que José la quiere. No va a arruinar su vida, que parece ir arreglándose poco a poco.
-Y yo a ti.- dijo José besando a Lucia.
-Ya casi hemos llegado, ¿no?- dijo Lucia sonriendo.
-Sí, es allí.
Había mucha gente en la fiesta. Ya era de noche, por lo que el cementerio aún parecía más terrorífico. Lucía miró a simple vista. No encontraba a Marc. ‘’Mejor’’ pensó.
-¿Quieres bailar?- preguntó José.
-Claro. Vamos.
Los dos se acercaron a la ‘’pista de baile’’. En ese momento sonaba una música rockera. Todos bailaban salvajemente. Cada uno como podía y sabía. A penas había sitio para bailar.
Lucia empezó a moverse junto a José. Este sonrió y empezó a imitarla. Se reían y bailaban alegremente hasta que, de repente, una música lenta sonó en el aquel lugar. Ambos se miraron. Se quedaron enfrente, el uno del otro. Se abrazaron y comenzaron a bailar. Era la típica música de un final de película. Pero para ellos todavía les quedaba cuento. Toda una vida.
-Te quiero.- susurró José mientras miraba fijamente a Lucia.
-Yo también.- respondió Lucia.
Antes de poder darse un beso, alguien interrumpió a José, dándole unos golpecitos en el hombro.
-¿Me permites bailar con ella?- preguntó un joven con una camisa y unos vaqueros. 

domingo, 26 de febrero de 2012

Capitulo 42


-Hola, Lucia. Siento haberte hecho esperar demasiado. La verdad, es que no necesitábamos ninguna editora, pero viendo la información que nos mandaste, hemos decidido aceptarte. Si todavía sigues interesada, mándanos un mensaje con tu respuesta. Enseguida te responderemos con las indicaciones que tienes que hacer. Un saludo.
Lucia sonrió. Hace un mes que solicitó ser la editora de una página muy visitada. Lo único que tenía que hacer era editarla con banners y cosas así. Ahora con el poco tiempo que tiene, ¿podrá hacerse cargo de la página? Una preocupación más. Decidió darle al botón Responder:
-Hola, me hace mucha ilusión que me aceptéis. La verdad, es que últimamente no dispongo de mucho tiempo. Menos del que me gustaría. Pero sacaré tiempo y me haré cargo de la página. Espero vuestro mensaje con las instrucciones. Saludos.
Rezando para quela página no la entorpezca más de lo que está últimamente, le da al botón de ‘’enviar’’.
Por un momento, recordó que esta noche había quedado. Mira la hora. Las 20.00. Muy tarde, pero todavía puede conseguirlo. Se prepara lo más rápido posible. Se quitó la ropa que se había puesto esa mañana para quedar con José. Busca algo rápido. Menos mal que hace unas horas decidió darse una ducha. Lucia sonríe al ver que el vestido adecuado apareció de repente. Es el perfecto. Un vestido ajustado negro que se abría un poco por abajo. Era corto. Perfecto para una noche un poco cálida. Recuerda que era el que se quería poner la primera noche que quedó con José. Se alisó un poco el pelo y se lo recogió con una coleta. La gustaba. Cogió un bolso que se había comprado hace poco. En él metió el móvil, las llaves, y el monedero con un poco de dinero. ‘’Nunca se sabe’’ pensó. Espera que aquella noche sea relajada. Lo máximo que se pueda en un cementerio. Se mira por última vez en el espejo. Está lista. Sale de la habitación y baja con cuidado las escaleras. Todavía tenía miedo a sus nuevos tacones. Antes de poder salir por la puerta, su madre la vio:
-Hija, ¡estás espectacular!
-Gracias, mamá.
-¿A qué hora vas a volver?
Lucia pensó. No quiere volver pronto. Quiere estar con José.
-Pues no lo sé muy bien. Volveré antes del amanecer.- dijo Lucia sonriendo.
-Más te vale.
Lucia, antes de que su madre la hiciera más preguntas, salió por la puerta. Antes de cruzar la calle, su teléfono sonó.
-¿Diga?- preguntó Lucia.
-Hola, Lucia. Soy José. Dime que no estás muy lejos de tu casa.
-Jajaja. Pues no, acabo de salir.
-Menos mal. Es que te quería dar una sorpresa. Estoy de camino. No tardo en llegar.
-Vale, yo te espero aquí.
Ahora Lucia estaba aún más nerviosa. ¿Qué será la sorpresa?
Sonríe. Se da cuenta de que la mayoría de días que se han visto, se han dado una sorpresa el uno al otro. ¿Cuánto durará? Lucía resopla. Es feliz cuando está con José, pero por alguna razón Marc no deja de aparecer en su mente. ¡Ya está harta! Quiere olvidar a Marc con todas sus fuerzas. Siempre la ha traído problemas. No la merece. Sin quererlo, se le escamó una lágrima. Una lágrima que confirmó la sentencia de Lucia. Se secó rápidamente al ver llegar a José.
-Hola.- dijo Lucía intentando ocultar que acababa de llorar.
-Hola. Estás realmente guapa.- dijo mirándola de arriba a abajo.
-Gracias. Aquí el guapo eres tú.
-Bueno, ¿vamos?

Capitulo 41


Porqué a mí. Hace un mes, estaba sola. Sin nadie que la quisiera. Pero ahora… tiene a dos personas que luchan por ella. Una, ya tiene conquistado su corazón, pero la otra, está entrando poco a poco en él. ¿Irá a la fiesta de esta noche? Lo último que necesita es encontrarse con él. Ahora mismo, lo único seguro es que cuando está con José, el mundo no existe. Todo es perfecto. Pero… Marc tiene algo que todavía la llama la atención, y un cuerpo de escándalo.
-Maldito destino.- pensó Lucia.
Todos la miraban en la mesa. Estaba como ausente.
-Tata, ¿te pasa algo?- preguntó Lydia.
-No, cielo. Va todo bien.
Deseaba que la comida terminara rápido. No tenía ganas de hablar con nadie. No podía contarle lo que pensaba a nadie, y eso la comía por dentro. Posiblemente si se lo diga a José, se enfade. Y ya no tiene amigas, pero está orgullosa de ello. Lo que más añora son las tardes con todas las chicas. Hablaban de todo las novedades, hacían una sesión completa de maquillaje y se quedaban a dormir todas juntas.
-¿Quieres más?- preguntó su madre.
-Gracias, pero no tengo hambre.
-Vale. Si necesitas algo, avísanos.
Lucía no tenía hambre. Quería estar sola.
-Ya he terminado. Me voy a mi habitación.- dijo Lucia levantándose se la mesa.
Subió y abrió su correo. Se impresionó mucho al ver que había recibido un mensaje que había esperado durante mucho tiempo, pero que últimamente, no se acordaba de ello.

domingo, 19 de febrero de 2012

Capitulo 40.


Ya estaba de regreso a casa. Lucia estaba contenta por lo que acababa de hacer aunque se sentía un poco mal por Marc. Por un lado, le había dejado todo claro y había sido una mañana perfecta con José, aunque todas eran perfectas. Pero por otro lado, se sentía un poco culpable. Pero, ¿por qué? Él tuvo su oportunidad y la hizo mucho daño. Pero por alguna razón se siente muy mal. Tal vez muy en el fondo de su corazón, todavía está Marc. ¡No! Se niega. ¿Por qué la vida es tan caprichosa? Ahora tiene un chico que la quiere y que es perfecto. En que líos se mete. ¿Por qué en ese preciso momento Marc se interesa por ella? Tal vez si lo llega hacer hace unas semanas… tal vez. Pero ahora no.
*Toc toc*
-Pasa.- dijo Lucia.
-Hola, hija. ¿Qué tal?
Lucia pensó unos instantes antes de contestar. ¿Era el momento? Quizá muy repentino. Será esta noche cuando ‘’salgan’’ juntos.
-Sí, mamá. Todo va bien.
-¿Ya tienes ropa para esta noche?
-Hmmm. Sí. Sobre las 19:30 me arreglo.
-Vale.
La conversación fue un poco fría. Lucia no tenía ganas de hablar. Lo único que quería hacer para quitarse ese mal cuerpo era estar con José, pero todavía era muy pronto. Tras pensar unos segundos, decidió darse una ducha. Fue una ducha relajante. Le costó salir del agua que estaba a una temperatura perfecta. En unos instantes recordó algo que casi la hizo resbalar. El miércoles dan las notas. La mayor parte del curso, había sacado buenas notas, pero las últimas semanas la fue imposible concentrarse. Demasiadas distracciones. Con un suspiro de esperanza, se secó. Al volver a la habitación, se dio cuenta de que la habían mandado un mensaje:
‘’Hola. Siento mucho no haberte podido decirte esto a la cara, pero por un momento me di por vencido. Lo único que me has demostrado al haber venido hoy a mi casa es que todavía te importo algo. Y con ese algo me basta. Al pensarlo detenidamente, me he dado cuando de que si me rindo, no sería yo mismo. Así que, perdón si causo molestias pero no te voy a dejar escapar otra vez. Marc.
Lucía cada vez estaba más confusa. En el fondo de alegró de haber recibido ese mensaje, pero por otro lado, le odia. Posiblemente, si no aclara sus sentimientos, hará daño a los dos. Estaba a punto de responderle cuando una voz la llamó:
-Lucia, a comer.
-¡¡Ya bajo, mamá!!

viernes, 17 de febrero de 2012

Capitulo 39


Lucia y José estaban contentos. Habían dejado claro que se querían.
-¿Estás bien?- preguntó José.
-Sí. Gracias por aguantar. Necesitaba estar a tu lado.
-No he tenido que aguantar nada. Yo siempre te ayudaré. Lo que pasa es que me sentía inútil en la conversación.
-Nunca serás inútil para mí.
-Muchas gracias.- dijo José.
Ambos se miraron. Por respeto a Marc no se habían besado antes, pero ya no podían aguantarse más. Lo necesitaban. Los besos de cada uno eran una droga para el otro.
-Te quiero.
-Lo estás volviendo a hacer.- dijo José sonriendo.
-¿El qué?-preguntó Lucia.
-Mirarme con esos ojitos que me encantan. Tienen un brillo que me hacen mirarlos.
Lucia se sonrojó.
-Gracias.- dijo Lucia al fin.
-Bueno, ¿qué hacemos?
-Yo te tenía una sorpresita. ¿Recuerdas?
José sonrió.
-No me acordaba. Con tanto jaleo se me había olvidado.
-Bueno, pues yo te lo recuerdo.- dijo Lucia dando un beso a José.
-Y, ¿qué es?
-Contempla.- dijo Lucia sacando una bolsa.
-Jajaja. ¿Qué hay dentro?
-Míralo por ti mismo.
José estaba un poco nervioso. ¿Qué habrá dentro? Cierto es que ayer le dijo que iba a traer una sorpresa.
-Bueno, ¿lo abres?- dijo Lucia cariñosa.
-Sí, claro.
José cogió la bolsa cuidadosamente. Miró con curiosidad dentro de la bolsa. Había un pequeño objeto envuelto en un papel de regalo plata.
-¿Lo has envuelto?
-Claro. Un regalo es un regalo.
-¿Qué será? ¿Qué será?- dijo José.
-Tiene algo que ver con el CD que me diste en el parque de atracciones. Pero no es música.
José quitó despacio el envoltorio. Al abrirlo, se podían ver unos cascos. Negros y blancos. La verdad, es que le hacían falta.
-¿Te gustan?- dijo Lucia tímidamente.
-Pues claro. A demás, los necesitaba. Muchas gracias.
-A ti

Capitulo 38


-Hola, Marc. Te presento a José.- dijo Lucia.
-Hola y, ¿tú eres…?- dijo Marc sin mucho interés.
-Es mi novio.- dijo Lucía.
-Encantado.- dijo José.
-Así que tú eres el afortunado.
A Lucia no le gustaba esa actitud. No soportaba a los chulitos. Ahora no entiende por qué antes le gustaba. Es un crío.
-Lo que he venido a decirte, es que no me lo inventaba y que me dejes en paz. Déjame continuar con mi vida y no te entrometas en ella.- dijo Lucia muy seria.
-Lo siento, Lucia. No voy a poder hacerlo. Y me da igual que me traigas a tu novio, a tu madre o al papa. Yo lucharé por ti.
Lucia se empezaba a hartar.
-Pero tú no entiendes nada, ¿o qué? Yo no quiero que luches por mí. No quiero. Porque te haría perder el tiempo. Yo quiero a José y no podrás hacer nada para que eso no sea así.
José y Marc se quedaron sorprendidos con la gran seguridad que había en las palabras de Lucia. Aunque ella ya le había dicho eso a José, no sabía que lo repetiría.
-¿Preferís que os deje solos?- dijo José, que se sentía un poco invisible.
-No, quédate conmigo, por favor.- dijo Lucía con los ojos llorosos.
-Vale, vale. Tranquila. Estoy aquí.- dijo José abrazándola.
Marc contemplaba la escena con dolor. ¿Le deja en paz? En esos momentos, ya no cree en lo mismo que hace unas horas. Quizás la chica que creía estar, desapareció. Y él no podría hacer nada para tener una segunda oportunidad. Su oportunidad pasó, por estúpido.
-Bueno, tortolitos. Yo me voy.- dijo Marc intentando ocultar el dolor.
-Marc… que tengas mucha suerte.- dijo Lucia.
Al otro lado de la puerta, Marc estaba dolido. Con los ojos llorosos, se alejaba de la puerta. Lucia no estaba soltera y no podía ser un rival. Por lo que ha dicho, debe de tener claros los sentimientos hacia… ¿José? La verdad es que era un chico normal. Todo lo contrarío a él. Tenía unos grandes músculos que parecían muy atractivos, unos ojos grises, y un pelo muy morena y liso. Aunque había conseguido llamar la atención de muchas chicas, ese día no había conseguido llamar la atención de una. De una muy especial. Con un sabor a derrota, subió hasta su habitación. ‘’Un clavo, quita a otro clavo’’. Lo mejor que podría hacer era ligarse a alguna chica. Sin compromiso alguno. Quitarse los sentimientos hacia Lucia, era lo mejor. 

martes, 14 de febrero de 2012

Capitulo 37


Ya era la hora. Todo estaba listo. Comprobó todo por última vez:
-Móvil… listo. Ipod… listo. Llaves… listas. Maquillaje… listo.-dijo Lucia mentalmente.
Estaba todo menos… ¡¡La sorpresa!! La gran sorpresa que prometió a José. Casi se lo olvidaba en la mesa. Había tenido mucho cuidado para que sus padres no la vieran. De momento para ellos son ‘’amigos’’. Posiblemente mañana ya les diga que han empezado a salir. En unos minutos después, cerró la puerta de su casa. En unos segundos recordó un trazo la conversación que tuvo ayer con José:
-Bueno y, ¿dónde nos vemos?-preguntó Lucia.- La plaza queda muy lejos de la casa de Marc.
-Pues quedamos en el parque que hay cerca de tu casa.
-Vale. Allí nos veremos, amor.
-Lo estoy deseando.
Lucia sonríe. Le encanta que José sea tan dulce y tan comprensivo. Ayer, en vez de presionarla, la estuvo ayudando a organizar sus sentimientos y, gracias a ello, se dio cuenta de que no sentía nada hacia Marc. Ya no. Pasó su oportunidad y la desaprovechó en su momento. Las cosas no ocurren dos veces. Ella quiere y querrá a José.
-Ya queda solo cruzar la calle y ya habré llegado.- pensó Lucia.
Miró a los dos lados. Ningún coche a la vista. Cruzo mirando fijamente al parque. A primera vista, no le veía. Se iba acercando cada vez más al parque. Cuando llegó a la entrada, pudo ver a un chico muy guapo sentado en un banco. Lucia sonrió y se acercó a él.
-Me ha costado encontrarte, amor.- dijo Lucia dándole un beso.
-Jejeje, es que he llegado un poco cansado y, mientras venias, me senté.- dijo José.
-Jajaja. ¿Vamos?
-Sí, claro. Tú mandas.- dijo José sacando la lengua.
-Pues ven a mi lado.- dijo Lucia cogiéndole de la mano y pasándosela por la cintura.
-Jajaja. ¿Por dónde es?
-Pues está más adelante. Al lado del Dia%.
-Vale. Entonces en cinco minutos, habremos llegado.
-Sí.
-¿Y qué le vas a decir?
-Pues…- dijo Lucia pensativa.
-¿Pues…?
-Le diré que tú eres mi novio, y que por más que me diga que quiere recuperarme, no lo va a conseguir. Porque yo te quiero y te querré… siempre.
José se ruborizó un poco.
-¿Estás segura?
-Sí. Yo ya no siento nada por él. Te quiero a ti.
Tras un rato hablando, llegaron a un chalet con muchas plantas.
-Aquí es.- dijo Lucia.
-Pff. ¿Preparada?
-Sí.- dijo Lucia tocando el timbre de la casa.
Un joven muy guapo abrió la puerta. Miró de abajo a arriba a Lucia. Estaba realmente guapa.

lunes, 13 de febrero de 2012

Capitulo 36


Un nuevo día se asomaba por la pequeña ventana de Lucia. Un gran sol relucía. Lucia se despertó de buen humor. Sentía que hoy se podía comer el mundo. Tenía muy buenas sensaciones. Bajó a prepararse unas tostadas con mermelada. Mientras esperaba que la tostadora estuviera a punto, pensó en la ropa que se iba a poner hoy con el encuentro que iba a tener con José. ¿Una minifalda? Quizás demasiado provocativo. Se quedó pensativa unos segundos hasta que dio con la ropa perfecta. Una camiseta de hombro caído de Snupy con una básica negra debajo y unos short vaqueros blancos. Adoraba esa camiseta. Se la ponía siempre que podía, a demás, Snupy la gustaba. Todos sus pensamientos se interrumpieron por el sonido de la tostadora. Su desayuno estaba listo.
Todo estaba tranquilo. Sus padres y su hermana aún dormían. Eran las 7 de la mañana. Demasiado temprano. Pero a ella la gustaba madrugar.
-Se me han quemado un poco.- dijo Lucia.
Comió sus tostadas despacio y saboreándolas lo máximo posible. Mirando a la mermelada de su tostada, se acordó de que está semana tenía su último examen. No se lo había preparado bien porque, no se podía concentrar. Si no pensaba en una cosa, pensaba en otra… si sigue así, suspenderá.
Terminó las tostadas y fregó en pocos segundos el plato que acababa de ensuciar. Era todavía muy temprano, asique decidió volver a su habitación y leer un poco. Seguía teniendo ganas de leer aquel libro que anoche no pudo leer. Se quedó con muchas ganas, pero fue vencida por el sueño. Subió las escaleras y entró en su habitación. Cogió el libro que dejó ayer en la mesita de noche y se tumbó en la cama. 

Capitulo 35


Lucia cerró el MSN con un pensamiento: Mañana le verá. Bueno, los verá. Su amor y un chico, que hace tiempo, lo fue. Le daba igual lo que hubiera sido antes, lo que le importa es lo que es ahora. Y ahora ella está con José. Marc no podía hacer nada para hacer que, de repente, le perdonase. Su corazón no funcionaba así. Es injusto que tenga esa mentalidad. Ni que fuera un juguete.
-Mami, ¿qué hay de cena?- dijo la pequeña Lydia.
Hace mucho tiempo que no habla con su hermanita. Lleva toda una semana muy rara.
-Hay filetes, princesita. Pon la mesa, que enseguida salen de la sartén.
La pequeña ponía la mesa mientras que Lucia ayudaba a su madre con los filetes. Su madre no era muy buena en la comida. De eso, se encargaba su padre.
-Ya están listos.- anunció Lucia.- ¡A cenar!
Fue una cena muy tranquila, ya que casi nadie sacaba ningún tema de conversación. Estaba todo realmente silencioso.
-Bueno t, ¿qué tal te lo has pasado esta tarde, Lucia?- dijo Paula rompiendo el hielo.
Lucia se temía esa pregunta. ¿Qué la respondía? ¿Qué era como otra normal y magia con el chico perfecto?
-Bien, mamá. Ha ido todo muy bien.
-¿Qué ha pasado esta tarde?- dijo el padre que no sabía de qué iba la cosa.
-Tu hija ha quedado esta tarde con el chico tan majo que nos atendió en Faunia.
A su padre no le gustaba que su hija saliera con chicos. Todavía era muy joven. Aunque eso no le importaba a Lucia. Era propio de todos los padres.
-No hemos hecho nada, tranquilo papá. Solo estuvimos dando un paseo y andando. Mañana por la mañana, nos volveremos a ver y por la noche tengo una fiesta.
Sus padres no estaban muy de acuerdo con su hija, pero necesitaba un respiro. Hace mucho que no salía, aunque ahora algo ha cambiado. Mejor dicho, alguien. Un chico ha entrado en la vida de su hija.
-Vale, hija. Pero ten cuidado. Tú sabes lo que haces.- dijeron sus padres.
Lucia sonrió maliciosa. Creía que le costaría más haber convencido a sus padres.
-Muchas gracias, papis.- dijo con voz cariñosa mientras recogía sus platos.
Al terminar de quitar la mesa, subió a su cuarto. Se puso cómoda. Esta noche eligió un pijama de tirantes blancos con unos shorts del mismo tejido negros. ‘’Se está realmente bien’’ pensó Lucia. Deseaba que ya llegaran las vacaciones de verano. Tan solo quedaban unos días, pero parecían realmente largos.
No la apetecía encender su ordenador asique optó por leer un rato. Cogió un libro que la había regalado su madre hace poco. No lo había empezado. Le llamaba mucho la atención el título: ‘’Quantic Love’’. Por lo que había escuchado, hablaban bien de él. Una amiga se lo recomendó al gustarle la literatura juvenil romántica. Empezó a evadirse de la realidad con los primeros párrafos. El tiempo pasó sin darse cuenta. Al leerse los primeros 10 capítulos comprobó la hora. Aunque para ella parecía que había pasado 5 minutos, habían pasado 30. Aunque se moría por seguir leyendo un poquito más de ese libro, se moría de sueño. Había sido un día de muchas emociones. Sobre todo por culpa de Marc. Pero el amor de José, es el más fuerte de todos.

sábado, 11 de febrero de 2012

Capitulo 34 .


-HoolaJ, ¿qué tal?
-Pues muy bien, ahora que estoy hablando contigo.
-Jajaja. Lo mismo digo.- Lucia.- Ya le he dicho a mi madre que mañana voy a quedar contigo y que lo haré con frecuencia.
-¡¡Genial!! Yo también se lo he dicho a la mía.
-José… hay algo que no se me borra de la cabeza. Pero que consigo esconder mientras estoy contigo.
-¿Qué es?
-Marc.
-Hmm… yo creo que deberías de hablar con él y dejarle las cosas claras.
-Ya le dije antes de verte que tenía novio y que no quería nada con él.- dijo Lucia.
-¿Quieres que hable yo con él?
-Yo creo que no sería muy buena idea. En todo caso, sería los dos.
-Bueno, pues los dos.
-Vale. A ver cómo puedo contactar con él.
-¿No tienes su número de teléfono?
-No. Borré todo lo que tenía de él.- dijo Lucia un poco triste.
-Entiendo, pues la única manera es ir a su casa.
-De eso si que me acuerdo. Podríamos ir mañana.
-Eso está hecho.
-Gracias, José. Ahora soy yo la que te las tiene que dar.
-¿Por qué?
-Por ayudarme con esto y no enfadarte.
-Claro que no, por cierto. Me han invitado a una fiesta. Dicen que será increíble. Pero es en el cementerio. Habrá mucha gente.
-Pff… a mí los cementerios no me van mucho, pero con tal de estar contigo.- dijo Lucia pensando bien su respuesta.- ¿Cuándo es?
-Mañana por la noche.
-Un sábado en un cementerio. ¡Qué original!- dijo Lucia irónica.
-Lo bueno es que te podré ver por la mañana y por la noche.
-Sí, es lo único positivo que encuentro.
-Jajaajaja.
-Bueno ahora me tengo que ir a cenar. No sé como lo haces pero, contigo, el tiempo se pasa muy rápido.
-Hago magia.- dijo José sonriendo al otro lado de la pantalla.
-Pues yo también. Mañana lo verás.
-Vale, a ver qué haces.
-Sorpresa. Me tengo que ir. Te quiero.
-Adiós, cuídate.