miércoles, 29 de febrero de 2012

Capitulo 43


-Bueno, ¿qué querías decirme?- dijo Lucia intrigada.
-Bueno, no es una sorpresa. Es más una pregunta que solo podía decirte cara a cara, y creo que en la fiesta no vamos a poder tener intimidad.
-Pues pregúntame.- dijo Lucia con una sonrisa.
-Verás… no es una pregunta muy adecuada, pero hace tiempo que me la llevo preguntando. ¿Quieres ser mi novia oficialmente?
Lucia se sorprendió. Lo cierto es que nunca se lo propusieron. Era una relación un tanto raro. Con todo lo que habían pasado juntos… muchas veces lo daba por hecho, pero no lo era.
-Pues claro. Tú para mí ya lo eres.
José quedó aliviado al escuchar esas palabras. Para él, ella también lo era, pero no estaba seguro.
-Estás realmente espectacular.- dijo José mirándola de arriba a debajo de nuevo.
-Jajaja. Gracias, tú estás igual, ¿eh? Esta noche quieres poner celosa cuando estés con otras chicas.
-Lo mismo te diré cuando estés con otros chicos.
-José, yo solo te quiero a ti.- dijo Lucia segura de lo que había dicho.
Hace un rato, se prometió que Marc había desaparecido de su vida. Y está claro que José la quiere. No va a arruinar su vida, que parece ir arreglándose poco a poco.
-Y yo a ti.- dijo José besando a Lucia.
-Ya casi hemos llegado, ¿no?- dijo Lucia sonriendo.
-Sí, es allí.
Había mucha gente en la fiesta. Ya era de noche, por lo que el cementerio aún parecía más terrorífico. Lucía miró a simple vista. No encontraba a Marc. ‘’Mejor’’ pensó.
-¿Quieres bailar?- preguntó José.
-Claro. Vamos.
Los dos se acercaron a la ‘’pista de baile’’. En ese momento sonaba una música rockera. Todos bailaban salvajemente. Cada uno como podía y sabía. A penas había sitio para bailar.
Lucia empezó a moverse junto a José. Este sonrió y empezó a imitarla. Se reían y bailaban alegremente hasta que, de repente, una música lenta sonó en el aquel lugar. Ambos se miraron. Se quedaron enfrente, el uno del otro. Se abrazaron y comenzaron a bailar. Era la típica música de un final de película. Pero para ellos todavía les quedaba cuento. Toda una vida.
-Te quiero.- susurró José mientras miraba fijamente a Lucia.
-Yo también.- respondió Lucia.
Antes de poder darse un beso, alguien interrumpió a José, dándole unos golpecitos en el hombro.
-¿Me permites bailar con ella?- preguntó un joven con una camisa y unos vaqueros. 

domingo, 26 de febrero de 2012

Capitulo 42


-Hola, Lucia. Siento haberte hecho esperar demasiado. La verdad, es que no necesitábamos ninguna editora, pero viendo la información que nos mandaste, hemos decidido aceptarte. Si todavía sigues interesada, mándanos un mensaje con tu respuesta. Enseguida te responderemos con las indicaciones que tienes que hacer. Un saludo.
Lucia sonrió. Hace un mes que solicitó ser la editora de una página muy visitada. Lo único que tenía que hacer era editarla con banners y cosas así. Ahora con el poco tiempo que tiene, ¿podrá hacerse cargo de la página? Una preocupación más. Decidió darle al botón Responder:
-Hola, me hace mucha ilusión que me aceptéis. La verdad, es que últimamente no dispongo de mucho tiempo. Menos del que me gustaría. Pero sacaré tiempo y me haré cargo de la página. Espero vuestro mensaje con las instrucciones. Saludos.
Rezando para quela página no la entorpezca más de lo que está últimamente, le da al botón de ‘’enviar’’.
Por un momento, recordó que esta noche había quedado. Mira la hora. Las 20.00. Muy tarde, pero todavía puede conseguirlo. Se prepara lo más rápido posible. Se quitó la ropa que se había puesto esa mañana para quedar con José. Busca algo rápido. Menos mal que hace unas horas decidió darse una ducha. Lucia sonríe al ver que el vestido adecuado apareció de repente. Es el perfecto. Un vestido ajustado negro que se abría un poco por abajo. Era corto. Perfecto para una noche un poco cálida. Recuerda que era el que se quería poner la primera noche que quedó con José. Se alisó un poco el pelo y se lo recogió con una coleta. La gustaba. Cogió un bolso que se había comprado hace poco. En él metió el móvil, las llaves, y el monedero con un poco de dinero. ‘’Nunca se sabe’’ pensó. Espera que aquella noche sea relajada. Lo máximo que se pueda en un cementerio. Se mira por última vez en el espejo. Está lista. Sale de la habitación y baja con cuidado las escaleras. Todavía tenía miedo a sus nuevos tacones. Antes de poder salir por la puerta, su madre la vio:
-Hija, ¡estás espectacular!
-Gracias, mamá.
-¿A qué hora vas a volver?
Lucia pensó. No quiere volver pronto. Quiere estar con José.
-Pues no lo sé muy bien. Volveré antes del amanecer.- dijo Lucia sonriendo.
-Más te vale.
Lucia, antes de que su madre la hiciera más preguntas, salió por la puerta. Antes de cruzar la calle, su teléfono sonó.
-¿Diga?- preguntó Lucia.
-Hola, Lucia. Soy José. Dime que no estás muy lejos de tu casa.
-Jajaja. Pues no, acabo de salir.
-Menos mal. Es que te quería dar una sorpresa. Estoy de camino. No tardo en llegar.
-Vale, yo te espero aquí.
Ahora Lucia estaba aún más nerviosa. ¿Qué será la sorpresa?
Sonríe. Se da cuenta de que la mayoría de días que se han visto, se han dado una sorpresa el uno al otro. ¿Cuánto durará? Lucía resopla. Es feliz cuando está con José, pero por alguna razón Marc no deja de aparecer en su mente. ¡Ya está harta! Quiere olvidar a Marc con todas sus fuerzas. Siempre la ha traído problemas. No la merece. Sin quererlo, se le escamó una lágrima. Una lágrima que confirmó la sentencia de Lucia. Se secó rápidamente al ver llegar a José.
-Hola.- dijo Lucía intentando ocultar que acababa de llorar.
-Hola. Estás realmente guapa.- dijo mirándola de arriba a abajo.
-Gracias. Aquí el guapo eres tú.
-Bueno, ¿vamos?

Capitulo 41


Porqué a mí. Hace un mes, estaba sola. Sin nadie que la quisiera. Pero ahora… tiene a dos personas que luchan por ella. Una, ya tiene conquistado su corazón, pero la otra, está entrando poco a poco en él. ¿Irá a la fiesta de esta noche? Lo último que necesita es encontrarse con él. Ahora mismo, lo único seguro es que cuando está con José, el mundo no existe. Todo es perfecto. Pero… Marc tiene algo que todavía la llama la atención, y un cuerpo de escándalo.
-Maldito destino.- pensó Lucia.
Todos la miraban en la mesa. Estaba como ausente.
-Tata, ¿te pasa algo?- preguntó Lydia.
-No, cielo. Va todo bien.
Deseaba que la comida terminara rápido. No tenía ganas de hablar con nadie. No podía contarle lo que pensaba a nadie, y eso la comía por dentro. Posiblemente si se lo diga a José, se enfade. Y ya no tiene amigas, pero está orgullosa de ello. Lo que más añora son las tardes con todas las chicas. Hablaban de todo las novedades, hacían una sesión completa de maquillaje y se quedaban a dormir todas juntas.
-¿Quieres más?- preguntó su madre.
-Gracias, pero no tengo hambre.
-Vale. Si necesitas algo, avísanos.
Lucía no tenía hambre. Quería estar sola.
-Ya he terminado. Me voy a mi habitación.- dijo Lucia levantándose se la mesa.
Subió y abrió su correo. Se impresionó mucho al ver que había recibido un mensaje que había esperado durante mucho tiempo, pero que últimamente, no se acordaba de ello.

domingo, 19 de febrero de 2012

Capitulo 40.


Ya estaba de regreso a casa. Lucia estaba contenta por lo que acababa de hacer aunque se sentía un poco mal por Marc. Por un lado, le había dejado todo claro y había sido una mañana perfecta con José, aunque todas eran perfectas. Pero por otro lado, se sentía un poco culpable. Pero, ¿por qué? Él tuvo su oportunidad y la hizo mucho daño. Pero por alguna razón se siente muy mal. Tal vez muy en el fondo de su corazón, todavía está Marc. ¡No! Se niega. ¿Por qué la vida es tan caprichosa? Ahora tiene un chico que la quiere y que es perfecto. En que líos se mete. ¿Por qué en ese preciso momento Marc se interesa por ella? Tal vez si lo llega hacer hace unas semanas… tal vez. Pero ahora no.
*Toc toc*
-Pasa.- dijo Lucia.
-Hola, hija. ¿Qué tal?
Lucia pensó unos instantes antes de contestar. ¿Era el momento? Quizá muy repentino. Será esta noche cuando ‘’salgan’’ juntos.
-Sí, mamá. Todo va bien.
-¿Ya tienes ropa para esta noche?
-Hmmm. Sí. Sobre las 19:30 me arreglo.
-Vale.
La conversación fue un poco fría. Lucia no tenía ganas de hablar. Lo único que quería hacer para quitarse ese mal cuerpo era estar con José, pero todavía era muy pronto. Tras pensar unos segundos, decidió darse una ducha. Fue una ducha relajante. Le costó salir del agua que estaba a una temperatura perfecta. En unos instantes recordó algo que casi la hizo resbalar. El miércoles dan las notas. La mayor parte del curso, había sacado buenas notas, pero las últimas semanas la fue imposible concentrarse. Demasiadas distracciones. Con un suspiro de esperanza, se secó. Al volver a la habitación, se dio cuenta de que la habían mandado un mensaje:
‘’Hola. Siento mucho no haberte podido decirte esto a la cara, pero por un momento me di por vencido. Lo único que me has demostrado al haber venido hoy a mi casa es que todavía te importo algo. Y con ese algo me basta. Al pensarlo detenidamente, me he dado cuando de que si me rindo, no sería yo mismo. Así que, perdón si causo molestias pero no te voy a dejar escapar otra vez. Marc.
Lucía cada vez estaba más confusa. En el fondo de alegró de haber recibido ese mensaje, pero por otro lado, le odia. Posiblemente, si no aclara sus sentimientos, hará daño a los dos. Estaba a punto de responderle cuando una voz la llamó:
-Lucia, a comer.
-¡¡Ya bajo, mamá!!

viernes, 17 de febrero de 2012

Capitulo 39


Lucia y José estaban contentos. Habían dejado claro que se querían.
-¿Estás bien?- preguntó José.
-Sí. Gracias por aguantar. Necesitaba estar a tu lado.
-No he tenido que aguantar nada. Yo siempre te ayudaré. Lo que pasa es que me sentía inútil en la conversación.
-Nunca serás inútil para mí.
-Muchas gracias.- dijo José.
Ambos se miraron. Por respeto a Marc no se habían besado antes, pero ya no podían aguantarse más. Lo necesitaban. Los besos de cada uno eran una droga para el otro.
-Te quiero.
-Lo estás volviendo a hacer.- dijo José sonriendo.
-¿El qué?-preguntó Lucia.
-Mirarme con esos ojitos que me encantan. Tienen un brillo que me hacen mirarlos.
Lucia se sonrojó.
-Gracias.- dijo Lucia al fin.
-Bueno, ¿qué hacemos?
-Yo te tenía una sorpresita. ¿Recuerdas?
José sonrió.
-No me acordaba. Con tanto jaleo se me había olvidado.
-Bueno, pues yo te lo recuerdo.- dijo Lucia dando un beso a José.
-Y, ¿qué es?
-Contempla.- dijo Lucia sacando una bolsa.
-Jajaja. ¿Qué hay dentro?
-Míralo por ti mismo.
José estaba un poco nervioso. ¿Qué habrá dentro? Cierto es que ayer le dijo que iba a traer una sorpresa.
-Bueno, ¿lo abres?- dijo Lucia cariñosa.
-Sí, claro.
José cogió la bolsa cuidadosamente. Miró con curiosidad dentro de la bolsa. Había un pequeño objeto envuelto en un papel de regalo plata.
-¿Lo has envuelto?
-Claro. Un regalo es un regalo.
-¿Qué será? ¿Qué será?- dijo José.
-Tiene algo que ver con el CD que me diste en el parque de atracciones. Pero no es música.
José quitó despacio el envoltorio. Al abrirlo, se podían ver unos cascos. Negros y blancos. La verdad, es que le hacían falta.
-¿Te gustan?- dijo Lucia tímidamente.
-Pues claro. A demás, los necesitaba. Muchas gracias.
-A ti

Capitulo 38


-Hola, Marc. Te presento a José.- dijo Lucia.
-Hola y, ¿tú eres…?- dijo Marc sin mucho interés.
-Es mi novio.- dijo Lucía.
-Encantado.- dijo José.
-Así que tú eres el afortunado.
A Lucia no le gustaba esa actitud. No soportaba a los chulitos. Ahora no entiende por qué antes le gustaba. Es un crío.
-Lo que he venido a decirte, es que no me lo inventaba y que me dejes en paz. Déjame continuar con mi vida y no te entrometas en ella.- dijo Lucia muy seria.
-Lo siento, Lucia. No voy a poder hacerlo. Y me da igual que me traigas a tu novio, a tu madre o al papa. Yo lucharé por ti.
Lucia se empezaba a hartar.
-Pero tú no entiendes nada, ¿o qué? Yo no quiero que luches por mí. No quiero. Porque te haría perder el tiempo. Yo quiero a José y no podrás hacer nada para que eso no sea así.
José y Marc se quedaron sorprendidos con la gran seguridad que había en las palabras de Lucia. Aunque ella ya le había dicho eso a José, no sabía que lo repetiría.
-¿Preferís que os deje solos?- dijo José, que se sentía un poco invisible.
-No, quédate conmigo, por favor.- dijo Lucía con los ojos llorosos.
-Vale, vale. Tranquila. Estoy aquí.- dijo José abrazándola.
Marc contemplaba la escena con dolor. ¿Le deja en paz? En esos momentos, ya no cree en lo mismo que hace unas horas. Quizás la chica que creía estar, desapareció. Y él no podría hacer nada para tener una segunda oportunidad. Su oportunidad pasó, por estúpido.
-Bueno, tortolitos. Yo me voy.- dijo Marc intentando ocultar el dolor.
-Marc… que tengas mucha suerte.- dijo Lucia.
Al otro lado de la puerta, Marc estaba dolido. Con los ojos llorosos, se alejaba de la puerta. Lucia no estaba soltera y no podía ser un rival. Por lo que ha dicho, debe de tener claros los sentimientos hacia… ¿José? La verdad es que era un chico normal. Todo lo contrarío a él. Tenía unos grandes músculos que parecían muy atractivos, unos ojos grises, y un pelo muy morena y liso. Aunque había conseguido llamar la atención de muchas chicas, ese día no había conseguido llamar la atención de una. De una muy especial. Con un sabor a derrota, subió hasta su habitación. ‘’Un clavo, quita a otro clavo’’. Lo mejor que podría hacer era ligarse a alguna chica. Sin compromiso alguno. Quitarse los sentimientos hacia Lucia, era lo mejor. 

martes, 14 de febrero de 2012

Capitulo 37


Ya era la hora. Todo estaba listo. Comprobó todo por última vez:
-Móvil… listo. Ipod… listo. Llaves… listas. Maquillaje… listo.-dijo Lucia mentalmente.
Estaba todo menos… ¡¡La sorpresa!! La gran sorpresa que prometió a José. Casi se lo olvidaba en la mesa. Había tenido mucho cuidado para que sus padres no la vieran. De momento para ellos son ‘’amigos’’. Posiblemente mañana ya les diga que han empezado a salir. En unos minutos después, cerró la puerta de su casa. En unos segundos recordó un trazo la conversación que tuvo ayer con José:
-Bueno y, ¿dónde nos vemos?-preguntó Lucia.- La plaza queda muy lejos de la casa de Marc.
-Pues quedamos en el parque que hay cerca de tu casa.
-Vale. Allí nos veremos, amor.
-Lo estoy deseando.
Lucia sonríe. Le encanta que José sea tan dulce y tan comprensivo. Ayer, en vez de presionarla, la estuvo ayudando a organizar sus sentimientos y, gracias a ello, se dio cuenta de que no sentía nada hacia Marc. Ya no. Pasó su oportunidad y la desaprovechó en su momento. Las cosas no ocurren dos veces. Ella quiere y querrá a José.
-Ya queda solo cruzar la calle y ya habré llegado.- pensó Lucia.
Miró a los dos lados. Ningún coche a la vista. Cruzo mirando fijamente al parque. A primera vista, no le veía. Se iba acercando cada vez más al parque. Cuando llegó a la entrada, pudo ver a un chico muy guapo sentado en un banco. Lucia sonrió y se acercó a él.
-Me ha costado encontrarte, amor.- dijo Lucia dándole un beso.
-Jejeje, es que he llegado un poco cansado y, mientras venias, me senté.- dijo José.
-Jajaja. ¿Vamos?
-Sí, claro. Tú mandas.- dijo José sacando la lengua.
-Pues ven a mi lado.- dijo Lucia cogiéndole de la mano y pasándosela por la cintura.
-Jajaja. ¿Por dónde es?
-Pues está más adelante. Al lado del Dia%.
-Vale. Entonces en cinco minutos, habremos llegado.
-Sí.
-¿Y qué le vas a decir?
-Pues…- dijo Lucia pensativa.
-¿Pues…?
-Le diré que tú eres mi novio, y que por más que me diga que quiere recuperarme, no lo va a conseguir. Porque yo te quiero y te querré… siempre.
José se ruborizó un poco.
-¿Estás segura?
-Sí. Yo ya no siento nada por él. Te quiero a ti.
Tras un rato hablando, llegaron a un chalet con muchas plantas.
-Aquí es.- dijo Lucia.
-Pff. ¿Preparada?
-Sí.- dijo Lucia tocando el timbre de la casa.
Un joven muy guapo abrió la puerta. Miró de abajo a arriba a Lucia. Estaba realmente guapa.

lunes, 13 de febrero de 2012

Capitulo 36


Un nuevo día se asomaba por la pequeña ventana de Lucia. Un gran sol relucía. Lucia se despertó de buen humor. Sentía que hoy se podía comer el mundo. Tenía muy buenas sensaciones. Bajó a prepararse unas tostadas con mermelada. Mientras esperaba que la tostadora estuviera a punto, pensó en la ropa que se iba a poner hoy con el encuentro que iba a tener con José. ¿Una minifalda? Quizás demasiado provocativo. Se quedó pensativa unos segundos hasta que dio con la ropa perfecta. Una camiseta de hombro caído de Snupy con una básica negra debajo y unos short vaqueros blancos. Adoraba esa camiseta. Se la ponía siempre que podía, a demás, Snupy la gustaba. Todos sus pensamientos se interrumpieron por el sonido de la tostadora. Su desayuno estaba listo.
Todo estaba tranquilo. Sus padres y su hermana aún dormían. Eran las 7 de la mañana. Demasiado temprano. Pero a ella la gustaba madrugar.
-Se me han quemado un poco.- dijo Lucia.
Comió sus tostadas despacio y saboreándolas lo máximo posible. Mirando a la mermelada de su tostada, se acordó de que está semana tenía su último examen. No se lo había preparado bien porque, no se podía concentrar. Si no pensaba en una cosa, pensaba en otra… si sigue así, suspenderá.
Terminó las tostadas y fregó en pocos segundos el plato que acababa de ensuciar. Era todavía muy temprano, asique decidió volver a su habitación y leer un poco. Seguía teniendo ganas de leer aquel libro que anoche no pudo leer. Se quedó con muchas ganas, pero fue vencida por el sueño. Subió las escaleras y entró en su habitación. Cogió el libro que dejó ayer en la mesita de noche y se tumbó en la cama. 

Capitulo 35


Lucia cerró el MSN con un pensamiento: Mañana le verá. Bueno, los verá. Su amor y un chico, que hace tiempo, lo fue. Le daba igual lo que hubiera sido antes, lo que le importa es lo que es ahora. Y ahora ella está con José. Marc no podía hacer nada para hacer que, de repente, le perdonase. Su corazón no funcionaba así. Es injusto que tenga esa mentalidad. Ni que fuera un juguete.
-Mami, ¿qué hay de cena?- dijo la pequeña Lydia.
Hace mucho tiempo que no habla con su hermanita. Lleva toda una semana muy rara.
-Hay filetes, princesita. Pon la mesa, que enseguida salen de la sartén.
La pequeña ponía la mesa mientras que Lucia ayudaba a su madre con los filetes. Su madre no era muy buena en la comida. De eso, se encargaba su padre.
-Ya están listos.- anunció Lucia.- ¡A cenar!
Fue una cena muy tranquila, ya que casi nadie sacaba ningún tema de conversación. Estaba todo realmente silencioso.
-Bueno t, ¿qué tal te lo has pasado esta tarde, Lucia?- dijo Paula rompiendo el hielo.
Lucia se temía esa pregunta. ¿Qué la respondía? ¿Qué era como otra normal y magia con el chico perfecto?
-Bien, mamá. Ha ido todo muy bien.
-¿Qué ha pasado esta tarde?- dijo el padre que no sabía de qué iba la cosa.
-Tu hija ha quedado esta tarde con el chico tan majo que nos atendió en Faunia.
A su padre no le gustaba que su hija saliera con chicos. Todavía era muy joven. Aunque eso no le importaba a Lucia. Era propio de todos los padres.
-No hemos hecho nada, tranquilo papá. Solo estuvimos dando un paseo y andando. Mañana por la mañana, nos volveremos a ver y por la noche tengo una fiesta.
Sus padres no estaban muy de acuerdo con su hija, pero necesitaba un respiro. Hace mucho que no salía, aunque ahora algo ha cambiado. Mejor dicho, alguien. Un chico ha entrado en la vida de su hija.
-Vale, hija. Pero ten cuidado. Tú sabes lo que haces.- dijeron sus padres.
Lucia sonrió maliciosa. Creía que le costaría más haber convencido a sus padres.
-Muchas gracias, papis.- dijo con voz cariñosa mientras recogía sus platos.
Al terminar de quitar la mesa, subió a su cuarto. Se puso cómoda. Esta noche eligió un pijama de tirantes blancos con unos shorts del mismo tejido negros. ‘’Se está realmente bien’’ pensó Lucia. Deseaba que ya llegaran las vacaciones de verano. Tan solo quedaban unos días, pero parecían realmente largos.
No la apetecía encender su ordenador asique optó por leer un rato. Cogió un libro que la había regalado su madre hace poco. No lo había empezado. Le llamaba mucho la atención el título: ‘’Quantic Love’’. Por lo que había escuchado, hablaban bien de él. Una amiga se lo recomendó al gustarle la literatura juvenil romántica. Empezó a evadirse de la realidad con los primeros párrafos. El tiempo pasó sin darse cuenta. Al leerse los primeros 10 capítulos comprobó la hora. Aunque para ella parecía que había pasado 5 minutos, habían pasado 30. Aunque se moría por seguir leyendo un poquito más de ese libro, se moría de sueño. Había sido un día de muchas emociones. Sobre todo por culpa de Marc. Pero el amor de José, es el más fuerte de todos.

sábado, 11 de febrero de 2012

Capitulo 34 .


-HoolaJ, ¿qué tal?
-Pues muy bien, ahora que estoy hablando contigo.
-Jajaja. Lo mismo digo.- Lucia.- Ya le he dicho a mi madre que mañana voy a quedar contigo y que lo haré con frecuencia.
-¡¡Genial!! Yo también se lo he dicho a la mía.
-José… hay algo que no se me borra de la cabeza. Pero que consigo esconder mientras estoy contigo.
-¿Qué es?
-Marc.
-Hmm… yo creo que deberías de hablar con él y dejarle las cosas claras.
-Ya le dije antes de verte que tenía novio y que no quería nada con él.- dijo Lucia.
-¿Quieres que hable yo con él?
-Yo creo que no sería muy buena idea. En todo caso, sería los dos.
-Bueno, pues los dos.
-Vale. A ver cómo puedo contactar con él.
-¿No tienes su número de teléfono?
-No. Borré todo lo que tenía de él.- dijo Lucia un poco triste.
-Entiendo, pues la única manera es ir a su casa.
-De eso si que me acuerdo. Podríamos ir mañana.
-Eso está hecho.
-Gracias, José. Ahora soy yo la que te las tiene que dar.
-¿Por qué?
-Por ayudarme con esto y no enfadarte.
-Claro que no, por cierto. Me han invitado a una fiesta. Dicen que será increíble. Pero es en el cementerio. Habrá mucha gente.
-Pff… a mí los cementerios no me van mucho, pero con tal de estar contigo.- dijo Lucia pensando bien su respuesta.- ¿Cuándo es?
-Mañana por la noche.
-Un sábado en un cementerio. ¡Qué original!- dijo Lucia irónica.
-Lo bueno es que te podré ver por la mañana y por la noche.
-Sí, es lo único positivo que encuentro.
-Jajaajaja.
-Bueno ahora me tengo que ir a cenar. No sé como lo haces pero, contigo, el tiempo se pasa muy rápido.
-Hago magia.- dijo José sonriendo al otro lado de la pantalla.
-Pues yo también. Mañana lo verás.
-Vale, a ver qué haces.
-Sorpresa. Me tengo que ir. Te quiero.
-Adiós, cuídate.



Capitulo 33.


Tras esa tarde con José, no tenía ninguna duda. Estaban hechos el uno para el otro. Marc, solo era un obstáculo. Un obstáculo en su vida. No le quería. Realmente nunca se enamoró de él. Era un capricho. Un capricho por ser el chico más guapo de todos. Pero ahora tiene uno mejor. Le encanta. Le quiere y no la hace daño. Es perfecto. Como es la vida. Hace unos meses pusieron un reportaje por la televisión de cuántos españoles habían conseguido a su media naranja. En aquellos tiempos ella no creía en aquellas cosas. Simplemente, creía que no existían. Pero se equivocaba y José era la prueba de ello. Él es el chico con quien quiere compartir toda su vida. Estaba decidida a contarle que estaba saliendo con José cuando llegara a casa. No podía aguantarlo más. Tenía que gritar. No podía retenerlo dentro. Quería gritar que amaba a José. Que era el hombre de su vida. Era un cuento de hadas. Si aquello era un sueño, no quería despertar. No quería volver al mundo real. En unos pocos minutos después, Lucia llegó a su casa. Encontró a su madre en la cocina. Por suerte, estaba sola.
-Hola mami, te tengo que contar una cosa.
-Dime. Soy toda oídos.- dijo Paula sentándose en una silla.
-Pues verás. ¿Recuerdas al camarero que nos atendió en aquel restaurante cuando fuimos a Faunia?- dijo Lucia.
-Hmm. Sí más o menos.
-Pues, hemos quedado para salir mañana.
-Parecía un buen chico. Ten cuidado, ¿eh?
Lucia sonrió. Por una vez no tendría que mentir a su madre sobre con quién estaría mañana. No sabe todas las cosas que han hecho durante esta semana.
-Sí. Tú sabes que yo soy responsable.
-Bueno. Eso habría que verlo.
-¿Acaso lo dudas?- dijo Lucia entre risas.
-Bueno. Ahora tengo que seguir limpiando la casa.
-Vale mami.
Lucia salía contenta de la cocina. Al fin y al cabo, su madre se lo había tomado bien. Quizás, demasiado bien. Pero no iba a poner pegas. En esos instantes, su vida no podía ser mejor. Era feliz. No le importaba nada. Pero, de repente, un sentimiento de culpabilidad la invadió por completo. Marc. ¿Por qué se sentía así? Él la hizo sufrir. Ahora es su turno. A demás, le advirtió que tenía novio. Entonces, ¿por qué tenía esa sensación? Necesitaba olvidarse de Marc por completo. Como hace unos días. Él ya no existía en su vida. Había desaparecido. Pero ha regresado y por más que lo intentara, solo se podía olvidar de él cuando estaba con José. Tras este último pensamiento, encendió su portátil. ¿Alguna novedad? Seguramente no. Pero por probar…  rápidamente inició sesión en su MSN. Nada más conectarse, una lucecita naranja la anunciaba que alguien la estaba hablando.

Capitulo 32


Ya había llegado. La estaba esperando. Estaba sonriente.
-Hola, amor. ¿Qué tal estás?- dijo José abrazándola.
¿Se la notaba? Seguramente él lo veía. Ella era muy transparente.
-Pues no muy bien. Te tengo que contar una cosa que me ha pasado hoy.
-¿Es muy grave?- dijo un poco preocupado.
-Uff… escucha y luego valora.
Estaba nerviosa por la reacción que podría tener José al contarle las cosas. Pero era algo que debía hacer. Era necesario:
-Pues yo hace unos años, tenía un novio que me hizo mucho daño. Y desde entonces decidí no volver a salir con un chico, hasta que te vi a ti. Yo no soy nada atrevida, a demás, hice una promesa que iba a cumplir. Pero contigo me fue difícil. Sentí un flechazo. Al verte, mis piernas se movieron solas y fueras hacia tu encuentro. Pero bueno, ese no es el caso. Ese chico que me hizo tanto daño, se ha presentado hoy. En la puerta del instituto, y me ha dicho que quiere recuperarme. Que siente mucho todo el daño que me hizo…
José sentía que le clavaban una gran lanza en el pecho.
-Y supongo que tú querrás volver con él, ¿no?- dijo casi sin poder hablar.
-No. Yo no quiero volver con él. Esa promesa la hice por su culpa. Yo no olvido. Y pienso en el presente. Y mi presente está contigo. A tu lado. Y porque un chico al que prácticamente se podría decir que le odiase venga a decirme que me quiere, no va a cambiar nada.
Tras esas últimas palabras, José empezaba a coger aliento. Sentía que volvía a respirar.
-Muchas gracias.- dijo José mirándola a los ojos.
-Gracias, ¿por qué?
-Por elegirme a mí, en vez de a él.
-No tienes porque dar las gracias por algo que no tiene mucha complicación. Yo te quiero.
Lucia se abalanzó a la boca de José y, tímidamente, le dio un beso. Un beso muy dulce.
-No sé que hubiese hecho si, hace unos minutos, me hubieses abandonado.
-Tranquilo. Por el momento no lo voy a hacer.- dijo Lucia sacándole la lengua.
-¿Por el momento? ¿Tienes pensado dejarme más adelante?
-Posiblemente.- dijo Lucia riéndose.
-Pues entonces te tendré que demostrar que soy el chico de tus sueños.
-Demuéstramelo.- dijo Lucia susurrándole en el oído.
En ese momento, José besó a Lucia apasionadamente. Ese era uno de esos besos que no se te olvidaban en mucho tiempo.
-¿Te lo he demostrado ya?- dijo José, que ahora era él quien la susurraba en el oído.
-Puede ser…- dijo Lucia dándole otro beso.
Al acabar, José dijo unas frases de lo más profundo de su alma:
-Por favor. Nunca me dejes.
-Nunca lo haré.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Capitulo 31


Volviendo de camino a casa no podía dejar de pensar en Marc. ¿Por qué había regresado? Ella ya estaba feliz. Ya había encontrado su sitio en la vida. Tenía a un chico que le quería y la hacía feliz. Pero al ver a Marc, los recuerdos del pasado resurgieron. Todo volvió. Era una montaña rusa de sentimientos. ¿Se lo debía contar a José? A lo mejor se enfada, pero es lo mejor. Ya está decidido, cuando le vea, se lo contará. Necesita contárselo. Ya estaba llegando al lugar donde había quedado con José cuando una voz la llamó:
-¡¡¡Lucia!!!- gritó una voz.
-¿Qué quieres? Déjame en paz.
-Lucia, quiero hablar contigo.
-Ya, pero yo no tengo nada que decirte, Marc.
-Solo dame 5 minutos.
-Vale, pero date prisa.- dijo Lucia enfadada.
Los dos buscaron un sitio para sentarse y empezaron a hablar.
-Mira, Lucia, como te dije antes todavía quiero volver a salir contigo. Sé que tienes novio, pero eso no cambia nada. Yo lucharé por ti.
-Pero yo no quiero que lo hagas. ¿No lo entiendes? Yo quiero a mi novio. Soy feliz con él. Le quiero. Tú no tienes derecho a aparecer así en mi vida con todo lo que me hiciste. ¡No puedes!- dijo Lucia realmente nerviosa.
-Lo sé.
-No, no lo sabes. Te crees que por venir aquí y decirme que me quieres ya estará todo solucionado. Te crees que por ser guapo puedes conseguir lo que quieras. Pues no.
-¿Crees que soy guapo?- dijo Marc sonriendo.
Lucia miró a Marc con una mirada de desprecio. En ese momento quería irse de ese sitio.
-Mira, me voy. No me hagas perder más el tiempo.- dijo Lucia alejándose de Marc.
Antes de que Marc dijera una palabra más, Lucia le dejó atrás. ¡Cómo había cambiado! Se había vuelto mucho más guapa. Le daba igual su ‘’noviete’’. Él sabía que podría convencer a Lucia de que él era perfecto para ella. 

viernes, 3 de febrero de 2012

Capitulo 30


Libertad. Un gran fin de semana la esperaba. Ya había terminado todo el sufrimiento de las clases. Volvía contenta. Lo más seguro es que hoy viera a José. Y, si eso pasa, mañana tendría que contarle algunas cosas a su madre. Caminando, se encontró con un viejo fantasma del pasado. La razón de algunas de sus antiguas pesadillas. La razón, por la cual su reino de fantasías no existía. Un chico. Un chico que arruinó su vida hace mucho tiempo. Un chico que fingió que la gustaba para luego traicionarla. Lo único que le interesaba era información. Ella le contaba cosas, que luego él se las decía a la chica más popular de la clase. La hizo mucho daño. No quería ni mencionar su nombre. Desde ese momento decidió no volver a hablar con chicos y menos contarle sus cosas. Pero… ¿ha roto su promesa? Sí. La ha roto. No se acordaba del daño que sufrió. Ya no había vuelta atrás. Ella confiaba en José. No tenía ninguna razón para traicionarla. ¿Por qué lo haría? Tal vez, realmente la quiera. Con lo feliz que era. ¿Por qué se ha tenido que acordar de él? En clase también se acordó. Y ahora se ha encontrado con él. Han pasado muchos años pero Lucia todavía no ha podido olvidar.  No quiere olvidar. ¿Qué está haciendo? Imposible. Se está acercando hasta ella.
-Hola, Lucia.- dijo sonriendo.
Lucia estaba asombrada. Después de tanto tiempo la ha reconocido. No pensaba hablar con él. Lo único que quiere es llegar a su casa.
-¿Todavía me guardas rencor?-dijo el chico.
Lucia ya no lo soportaba más.
-¡Pues claro! Déjame vivir. Me hiciste mucho daño. Yo te quería. Yo confié en ti. Te conté mis verdaderos secretos. Secretos que los sabían solo personas de confianza. Pero me equivoqué. Tú no eras una de ellas. Solo me utilizabas para sacarme información y luego dársela a quien realmente te gustaba. Pero ella pasaba de ti. Te estaba utilizando igual que tú conmigo. Asique ahora, si no te importa. ¡¡Déjame en paz, Marc!!- dijo Lucía enfadada.
-Oye, que solo he venido para hablar contigo. No vengo ni a sacarte información. Yo ya no me junto con la misma gente, ¿Sabes?- dijo Marc.
-Ni yo tampoco. He cambiado.
-Mira Lucia. En estos años yo he pensado. Me he dado cuenta de que me equivoqué, pero es que tan solo tenía 11 años. Ahora tengo 14, soy más maduro.
-Eso habría que verlo.- dijo Lucia sin mirarle.
-Yo no he venido aquí a discutir. Yo he venido aquí para decirte una cosa, sé que no tengo ni derecho a pedírtelo pero, quiero volver a salir contigo.
Lucia no se esperaba para nada aquellas palabras. Ella quería a José y un chico que no ve desde hace 3 años no le iba a quitar sus sentimientos.
-Pues llegas tarde. Tengo novio y, por cierto, me está esperando. No quiero hacerle esperar. Adiós.
Con esas últimas palabras, Lucia, dejó atrás a Marc. No quería seguir hablando con él. Todavía sentía algo. Sentía dolor. Creía haberlo superado, pero al verle hoy, pidiéndole eso… ¡¡Dios!! ¿Por qué todo es tan complicado? Ella quiere a José y está segura de eso. Pero, ¿sigue sintiendo algo por Marc? 

Capitulo 29



Clases y más clases. Eso era en lo único que pensaba Lucia. Faltaba poco para que se terminara la primera hora. Le quedaban cinco más. Un verdadero infierno.  Los minutos parecían horas y las horas parecían siglos. Era interminable. Hasta que un sonido hizo que guardase sus pensamientos para otro momento. La campana acababa de sonar. Una hora menos de infierno. Solo podía pensar en José. En lo que podrían hacer esta tarde. En todo lo que van a hacer. En todo lo que pasó el fin de semana anterior. Muchos sentimientos en poco tiempo. Demasiado.
Las horas pasaban lentamente. Lucia pensaba en todo menos en lo que explicaban los profesores. Estaba en sus mundos, en sus sueños… simplemente, estaba en un sitio donde era feliz y a no molestaba a nadie. Últimamente solía visitar aquellos mundos. Unos mundos que, tiempo atrás, decidió enterrar. No quería recordar el motivo. Ya casi no lo recordaba. Solo sabía que José la hizo volver a ellos.
Tras largas horas, llega ¿la salvación? La campana suena. La última campana antes del recreo. Para muchos era un alivio. Pero para ella no. Tendría que pasarse el recreo sola, sin nadie con quien hablar. El lunes decidió borrar cualquier contacto con Sofía y su grupo. No le gustaban nada. ¿Sería hora de hablar con nuevas personas? Posiblemente. Pero no hoy. Ahora leería un libro que se llevaba en los recreos. Un tesoro para ella. Un libro que, guarda muchos sentimientos en común, sobre todo ahora. 3MSC siempre emocionó a Lucia. Había personas que lo odiaban. Pero fue el primer libro que la hizo llorar realmente. Los sentimientos, sensaciones, los mensajes que transmite… son preciosos. Para ella tienen mucho significado que ninguno llegaría a comprender. Muchos se burlaban de ella por llevar un libro de esos. ‘’Solo te gusta porque es moda’’. Esa era la frase que más odiaba. Ella no sigue a nadie. Ella tiene personalidad. ¿Le gustan cosas que sean conocidas? Pues claro. Pero que le gusten no significa que los lleve porque a todos les guste. Se ponía nerviosa. Muy nerviosa. Releyendo algunos párrafos, se pasó el tiempo. Todos volvieron a sus aulas, a esperar hasta el fin de las clases.

Capitulo 28


La semana pasaba lentamente. Era insostenible. Poco a poco fue asimilando cosas. ‘’Ella ya no está’’. No tiene ánimos de nada. Pero un pensamiento positivo apareció de repente: ‘’Hoy es viernes’’. Al fin. Después de mucho esfuerzo ya toca descansar. Tan solo queda una semana más de clase y les darán las vacaciones. Hoy le podrá ver. Ese pensamiento la hace feliz. Por un instante intentó recordar en el momento exacto en el que se conocieron. Faunia. Tenía muchas ganas de hablar con él. Necesitaba oírle una vez más. Durante la semana no han podido hablar. No han tenido oportunidad ninguno de los dos. Entre exámenes y trabajos no da tiempo a nada.
Lucia, con una sonrisa en la cara, se levanta de la cama. Todavía queda un día de clase por delante. Un día duro. Antes de bajar, comprobó su móvil. Nada. Ninguna novedad. Bajó corriendo al comedor. Posiblemente, llegara tarde a las clases.
Lo que realmente necesitaba era desconectar del todo. Sin malos pensamientos. Pero no hay nunca un por qué para un recuerdo, llega de repente. Así. Sin pedir permiso. Y nunca sabes cuándo se marchará. Lo único que sabes es que lamentablemente, volverá.
Sin perder ni un minuto más, sale por la puerta de su casa. Si no quería llegar tarde, tendría que correr, al menos hasta la manzana siguiente. Pero no tenía ganas. Lo que realmente le apetecía es estar con José. Volverle a sentir. En cada momento que está con él, se enamora cada vez más. Es un chico creado para ella. Es ideal, es… ¿su media naranja? Lucia sonríe. Lo único que sabía es que quería estar con él y nunca separarse. Vivir juntos. Cambiarse de instituto. Algo que hiciera que no se separasen tanto. Necesitaba verle a diario. Pero, ¿y si él quiere más espacio? En ese caso tendría que respetarle.
Con estos últimos pensamientos Lucia llega al lugar esperado. Entra por la puerta y se dirige a su clase.
-Señorita Lucia, todos sabemos que hoy es viernes pero ese no es motivo para llegar tarde. Siéntese.- dijo el profesor.
-Lo siento.- dijo Lucia.

Capitulo 27


Ya había llegado a su casa. Un poco de tranquilidad no la venía mal. En aquellos momentos, odia su ciudad. Tienen clase hasta que empiece Agosto. Lucia sonríe. Recuerda la conversación que tuvieron en la fiesta. En Agosto es el cumpleaños de José. ¿Qué le va a comprar? Él está teniendo muchos detalles. Le encanta. La semana que viene anunciará a su madre que empieza a haber algo entre ellos dos. ¿Le parecerá bien? Seguramente no. Pero ella seguirá con él pase lo que pase. En un segundo le viene un pensamiento: ‘’Sofía’’.  Hace mucho tiempo que no piensa en ella. Tenía cosas más importantes en mente. La semana que viene era su cumpleaños y ya tenía su regalo. Eran unas playeras que le encantaban, seguramente se las quede ella. No estaban mal. Bueno, pensamientos fuera. Necesita relajarse. En mucho tiempo no había conseguido hacerlo. Es feliz. Sin pensarlo, coge su móvil y busca su nombre entre contactos. ¿Le llama? Acaban de estar juntos. Sería presionarle demasiado. Deja el móvil en su mesita y se tumba en la cama. Sin darse cuenta se duerme. Ha tenido un día muy duro e intenso. Todos los recuerdos del día estaban en su cabeza. No se alejaban de ella. No podía olvidarse de Sofía ni tampoco de José. José es increíble. Solo tiene ojos para él. Le quiere tanto…
Una voz que anunciaba a Lucia que debía bajar a comer la despertó.
-¡¡Ya bajo, mamá!!- gritó Lucia desde su cuarto.
Se levantó lentamente de la cama. Tenía mucho sueño. No debería haberse quedado dormida. Ahora es peor. Poco a poco va bajando las escaleras.
-Pon la mesa, Lucia.- dijo Paula.
-Vale. Ahora voy.
-¿Qué te pasa?
-Nada. Solo que tengo mucho sueño. Estoy agotada.
-No deberías haber ido a la fiesta.- dijo su madre.
Lucia sonríe. Ella no está así por la fiesta. Ojalá fuera así.
-No es por la fiesta. No he podido dormir bien estas últimas noches por culpa del calor.- dijo Lucia mintiendo. -¿Qué hay de comida?
-Sopa y filetes.
A Lucia no le importaba mucho la comida. Ella ya había comido hace unas horas.
-Vale.- dijo Lucia sin muchas ganas.
Sin muchos ánimos Lucia decide poner la mesa y comer en silencio.  Tan solo deseaba terminar rápido.