Un nuevo día se asomaba por la
pequeña ventana de Lucia. Un gran sol relucía. Lucia se despertó de buen humor.
Sentía que hoy se podía comer el mundo. Tenía muy buenas sensaciones. Bajó a
prepararse unas tostadas con mermelada. Mientras esperaba que la tostadora
estuviera a punto, pensó en la ropa que se iba a poner hoy con el encuentro que
iba a tener con José. ¿Una minifalda? Quizás demasiado provocativo. Se quedó
pensativa unos segundos hasta que dio con la ropa perfecta. Una camiseta de
hombro caído de Snupy con una básica negra debajo y unos short vaqueros
blancos. Adoraba esa camiseta. Se la ponía siempre que podía, a demás, Snupy la
gustaba. Todos sus pensamientos se interrumpieron por el sonido de la
tostadora. Su desayuno estaba listo.
Todo estaba tranquilo. Sus padres
y su hermana aún dormían. Eran las 7 de la mañana. Demasiado temprano. Pero a
ella la gustaba madrugar.
-Se me han quemado un poco.- dijo
Lucia.
Comió sus tostadas despacio y
saboreándolas lo máximo posible. Mirando a la mermelada de su tostada, se
acordó de que está semana tenía su último examen. No se lo había preparado bien
porque, no se podía concentrar. Si no pensaba en una cosa, pensaba en otra… si
sigue así, suspenderá.
Terminó las tostadas y fregó en
pocos segundos el plato que acababa de ensuciar. Era todavía muy temprano,
asique decidió volver a su habitación y leer un poco. Seguía teniendo ganas de
leer aquel libro que anoche no pudo leer. Se quedó con muchas ganas, pero fue
vencida por el sueño. Subió las escaleras y entró en su habitación. Cogió el
libro que dejó ayer en la mesita de noche y se tumbó en la cama.
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