sábado, 11 de febrero de 2012

Capitulo 33.


Tras esa tarde con José, no tenía ninguna duda. Estaban hechos el uno para el otro. Marc, solo era un obstáculo. Un obstáculo en su vida. No le quería. Realmente nunca se enamoró de él. Era un capricho. Un capricho por ser el chico más guapo de todos. Pero ahora tiene uno mejor. Le encanta. Le quiere y no la hace daño. Es perfecto. Como es la vida. Hace unos meses pusieron un reportaje por la televisión de cuántos españoles habían conseguido a su media naranja. En aquellos tiempos ella no creía en aquellas cosas. Simplemente, creía que no existían. Pero se equivocaba y José era la prueba de ello. Él es el chico con quien quiere compartir toda su vida. Estaba decidida a contarle que estaba saliendo con José cuando llegara a casa. No podía aguantarlo más. Tenía que gritar. No podía retenerlo dentro. Quería gritar que amaba a José. Que era el hombre de su vida. Era un cuento de hadas. Si aquello era un sueño, no quería despertar. No quería volver al mundo real. En unos pocos minutos después, Lucia llegó a su casa. Encontró a su madre en la cocina. Por suerte, estaba sola.
-Hola mami, te tengo que contar una cosa.
-Dime. Soy toda oídos.- dijo Paula sentándose en una silla.
-Pues verás. ¿Recuerdas al camarero que nos atendió en aquel restaurante cuando fuimos a Faunia?- dijo Lucia.
-Hmm. Sí más o menos.
-Pues, hemos quedado para salir mañana.
-Parecía un buen chico. Ten cuidado, ¿eh?
Lucia sonrió. Por una vez no tendría que mentir a su madre sobre con quién estaría mañana. No sabe todas las cosas que han hecho durante esta semana.
-Sí. Tú sabes que yo soy responsable.
-Bueno. Eso habría que verlo.
-¿Acaso lo dudas?- dijo Lucia entre risas.
-Bueno. Ahora tengo que seguir limpiando la casa.
-Vale mami.
Lucia salía contenta de la cocina. Al fin y al cabo, su madre se lo había tomado bien. Quizás, demasiado bien. Pero no iba a poner pegas. En esos instantes, su vida no podía ser mejor. Era feliz. No le importaba nada. Pero, de repente, un sentimiento de culpabilidad la invadió por completo. Marc. ¿Por qué se sentía así? Él la hizo sufrir. Ahora es su turno. A demás, le advirtió que tenía novio. Entonces, ¿por qué tenía esa sensación? Necesitaba olvidarse de Marc por completo. Como hace unos días. Él ya no existía en su vida. Había desaparecido. Pero ha regresado y por más que lo intentara, solo se podía olvidar de él cuando estaba con José. Tras este último pensamiento, encendió su portátil. ¿Alguna novedad? Seguramente no. Pero por probar…  rápidamente inició sesión en su MSN. Nada más conectarse, una lucecita naranja la anunciaba que alguien la estaba hablando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario