La visita
en el museo ya había terminado. Todavía era las 12. La visita ha sido más corta
de lo que esperaban.
-Chicos,
yo estoy muy cansada. Yo creo que sois lo suficiente responsables para volver
solos y hacer lo que queráis, ¿no? Hasta dentro de una hora sois mi
responsabilidad, pero yo os daré un voto de confianza, al haberos traído
amigos. Como algo salga mal, no volvéis a salir, ¿está claro?
-Sí.-
dijeron todos a la vez.
-Perfecto.
Así estaremos solos.- dijo José susurrando en el oído a Lucia. Sus brazos
pasaban de los hombros hasta la cintura de Lucia.
-Cuando
quieras nos vamos.- dijo Lucia dándole un beso.
Sofía y
su grupo no paraban de mirarlos. Con rabia y envidia. A Lucia le sorprendió
Carla. Las estaba siguiendo el juego. Ni siquiera decía nada. Creía que era
diferente. Últimamente no le iba nada bien con sus amistades.
Lucia no
se podía creer lo que estaba viendo. Sofía sacó una cajetilla de tabaco y sacó
un cigarrillo junto con un mechero. Se lo metió en la boca y lo encendió.
-Tú desde
cuando fumas.- dijo Lucía acercándose a Sofía.
-Y a ti que
te importa.- dijo Lucia sin apenas mirarla.
-Pues
será porque todavía me sigues importando.
-Pues
deberías de olvidarte de mí.
-Sí.
Debería. Ahora me tengo que ir. Adiós, Carla.- dijo Lucia volviendo con José.
-Vámonos.
-Te
sigo.- dijo José.
-Me estoy
empezando a hartarme del grupito.-dijo Lucia un poco enfadada.
-Cariño,
si no te aceptan deberías olvidarlas.
‘’Cariño’’.
Todavía no estaba acostumbrada a que nadie las llamase así.
-Ya lo
sé.- dijo Lucia con voz triste.- Pero es que no puedo olvidarme de un día para
otro de la amistad que hemos tenido Sofía y las demás.
-Si
hicieras eso, serías una falsa. Tus sentimientos no pueden cambiar tan rápido.
-Ya lo
sé. El colmo ha sido cuando se ha puesto a fumar. Eso no me lo esperaba.
-¿Cuándo estaba
contigo no fumaba?
-No. Para
nada. Se lo hubiera impedido. Odio a la gente que fuma.
-Jajaja,
yo también.- dijo José.
-Bueno.
Prefiero hablar contigo. Estar a tu lado.
-Y bueno,
¿dónde quieres ir?
-No sé.
Con estar contigo me sirve.
Lucia se
dio la vuelta y besó a José. La verdad era que no le importaba ir a ningún
sitio. Solo tendría que estar con él.
-A mí me
pasa lo mismo.
Andando
sin pensar, llegaron a un campo totalmente desierto. Tenían muchos árboles y
todo estaba con sombras. Era un sitio perfecto para un verano como ese.
-¿Nos
sentamos allí?- dijo Lucia.
-Sí, claro.
Vamos.
Se
sentaron bajo la sombra de un árbol y empezaron a hablar.
-Dentro
de poco empieza el verano.- dijo José.
-Sí
dentro de dos semanas. Pff.
-¿Qué
pasa?
-Que esta
semana tengo los finales. No me acordaba.
-Seguro
que te salen bien.
-Pff.
Ojalá. Lo único bueno es que dentro de poco podremos vernos a diario.
-Sí.-
dijo José dándole un beso a Lucia.
-Te
quiero. Te quiero. Te quiero.- dijo Lucia mirando a los ojos a José.
-Y yo
también. ¡Dioooooos¡
-Jajaja
que pasa.
-Que te
quiero de una forma que nunca podía haber llegado a imaginar. No hay palabras
para expresarme. Es algo que no te puedo transmitir. Estos 3 días han sido los
mejores de mi vida.
Lucia
sonrió. A ella le pasaba todo lo que estaba diciendo.
-¿Sabes?
A mí me pasa lo mismo.
-Contigo
nada es igual.