Solo
podía pensar en ella. En su carácter, en su olor, en sus labios, en sus ojos.
¿Qué hora será? Son 9.30 ya se ha duchado y vestido. Sobre todo le falta la
sorpresa especial. Quería hacerle un gran regalo pero, ¿cuál? Una original, eso
seguro. ¿Un poema? No. No es su estilo. ‘’Ya lo tengo’’ Pensó. Hizo todo lo que
necesitaba para la gran sorpresa de su novia. Perfecto. Ya solo hacía falta
dárselo. A penas faltaban 30 minutos para volverse a encontrar. Decidió ir
recogiendo todo y salir ya se su casa. No podía permitirse llegar tarde. ¿Dónde
irían? No lo sabe, pero hay una cosa que sí sabe: le da igual donde ir si es
con ella. Realmente no le importa. Tiene 14 años y ha encontrado a la mujer de
su vida. A la posible, ¿madre de sus hijos? Demasiado precipitado. Recuerda
vivir el momento. Todavía no se han visto de nuevo. Aunque solo hayan pasado
apenas 10 horas desde la última vez que se vieron, parecen días, incluso,
semanas. Todo momento que no estaba con ella, se le hacía eterno. Con ella era
todo distinto. La vida y él eran distintos. Era maravilloso. Cada paso que da
adelante es un paso que da más convencido. Ya no tiene dudas y está dispuesto a
decírselo: ‘’La quiere’’.
‘’El
tiempo es curioso’’. Piensa. Con un día junto a ella, está realmente seguro de
que la quiere, incluso de que la ama. Pero sus antiguas relaciones no habían
sido así. Él no era nada espontáneo. Incluso, bastante tímido.
Poco a
poco se iba acercando hacía la plaza. Cuando llegó, se encontró con una grata
sorpresa. Ella ya estaba allí.
-Hola.-
dijo Lucía.
-Hola,
que pronto has venido, ¿no?- dijo José riéndose.
-Sí. Hoy
he salido pronto yo.- dijo dándole un beso en los labios. La encantaba.
-¿Dónde
vamos?
-Ya lo
verás. Es una sorpresa.
Pasaron
un rato caminando y hablando, aunque José no se podía quitar un pensamiento de
su cabeza: ¿hacia dónde se dirigían? ¿Ella le tendría una sorpresa como él a
ella? Muchas preguntas, que dentro de poco, tendrían su respuesta. De momento,
se conformaba con su presencia.
-Bueno,
aquí estamos.- dijo Lucía parándose en seco.
-Jajajaja,
¿enserio?
-Sí. ¿Por
qué no podemos entrar aquí?
-Hace
mucho que no entro, recordaré viejos tiempos.- dijo José un poco asombrado.
-Y
crearás nuevos.
Un nuevo
roce en la boca llega a José, que este, le respondió con un nuevo y apasionado
beso.
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