domingo, 29 de enero de 2012

Capitulo 19.


Aunque la conversación con José la ha ayudado bastante, todavía no puede olvidarse de Sofia. Piensa en aquella conversación. En lo que se dijeron. Se pasó cinco pueblos. ¿Será ese el fin de su amistad? Se han ayudado mucho mutuamente y se quieren o se querían mucho. Ella la ayudó en la fiesta para irse con José. Puede que sea mejor que sus caminos se separen y dejen de hacerse daño. Está hecha un verdadero lio. Necesita despejarse. Y en ese caso, la música no le ayudaría, lo contrario. Le haría pensar más en ella. Necesita salir a dar un paseo.
-Mamá salgo un momento, no tardo.-dijo Lucia.
-Vale, a las 8 aquí.
-Sí.-dijo Lucia sin mucho afán.
-No voy a estar una hora y media en la calle- pensó.
Caminando y caminando se fue pasando el tiempo. La verdad, no sabía por qué había salido. Se puso una coleta, ya que tenía un poco de calor. En aquella época del año casi nadie salía con abrigo y la mayoría estaban en manga corta, incluida ella. Estaba agotada psicológicamente. Tras un tiempo caminando, se sentó en un banco. Se recogió las piernas y apoyó su cabeza en ellas. ¿Qué hacía allí? Piensa lo mismo que pensaba en su casa. Está sentada enfrente de un escaparate de cristal. En él estaba reflejada ella y toda la gente que pasaba. Detrás de ella, creyó haber visto a una persona familiar. ¿Será su imaginación? Se gira para confirmar. Está ahí realmente.
-Ah, hola.- dijo Lucia.
-¿Me puedo sentar? Ya me ha contado Sofia lo que os ha pasado.
-Sí claro.- dijo Lucia sin extrañarse nada en aquellas palabras. Conociendo a Sofía ya lo sabrán hasta en Italia.
-¿Estás bien?- dijo finalmente Rocio sin saber muy bien que decir.
-Oye mira, si has venido para sacarme información sobre mi estado, te puedes ir largando.
-¿Porqué iba a hacer yo eso? Soy tan amiga de Sofia como tuya. No soy una especie de espía.- dijo un poco molesta.- Solo me he preocupado de cómo estabas.
-Gracias. No hacía falta. Estoy bien.- dijo Lucía sin apenas mirarla.
-Oye si vas a estar así conmigo me marcho por donde he venido.
-¡¡Es que estoy harta de todo!! Harta del mundo, harta de la gente. De todo.- dijo Lucia realmente furiosa.- ¿Porque me guste mucho un chico tengo que ser una puta? Pues no.
-Yo no te he dicho nada de ser una puta o no. Yo te estoy diciendo que cómo estás, porque realmente me interesa. Soy o creo que soy tu amiga. Y me preocupo por ti. Pero ya veo que te molesto, asique me iré.- dijo Rocio levantándose del banco.
-Vale, adiós.
Pff. ¿Ahora también odia a Rocio? No puede ser. Necesita un cambio de aires. Nuevas amistades. Ese grupito en verdad no me gustaba. Sé que me criticaban a mis espaldas. Ellas no eran amigas de verdad. No sabía qué hacía con ellas. Mejor sola que mal acompañada. El tiempo pasaba. Aún era de día aunque ya era las 19.00h. No sabía qué hacer. Necesitaba apoyo. ¿Se lo debería decir a su madre? No. Porque la preguntará el porqué se enfadaron y ella le tendrá que contar lo de José. En este asunto estaba sola.
-Ya es hora de irse.- pensó.
Se levantó del banco y regresó a su casa.
Durante el camino era como si no estuviese. No prestaba atención a lo que pasaba a su alrededor. Incluso cree haber empujado a unas personas, pero no se enteró de lo que decían.
Ya casi había llegado a su casa cuando, al empujar a una señora, la tiró. Inmediatamente la ayudó a levantarse y le pidió disculpas, a lo que ella la dijo que hay que mirar por donde se va. Seguidamente, una chica que tenía más o menos 16 años corrió y ayudó a la anciana.
-Lo siento mucho yo… yo.- Lucia no sabía que decir.
-No te preocupes. Está bien, la próxima vez tengo más cuidado.
-Sí claro.
-Me llamo Carla.- dijo con voz dulce.
-Yo me llamo Lucia, encantada. ¿Necesitas ayuda?
-Lo mismo digo. No, no gracias. Ya nos veremos por aquí. Me tengo que ir.
-Sí, ya nos veremos. Adiós.
Carla y la anciana se fueron lentamente. Lucia también prosiguió su camino. Y a se estaba empezando a hacer tarde.
-¡¡Hola, ya estoy en casa!!- gritó Lucia al abrir la puerta.
-Ah. Hola, justo a tiempo. Ayuda a Lydia a colocar la mesa para la cena.
-Sí, ahora voy.
Mientras que ayudaba a la pequeña, recordó que había quedado con José para hacer una videollamada por la noche. No se podía dormir-.
-¿Dónde has ido?- preguntó Lydia.
-A ningún sitio. Me he ido a despejar un poco del fin de semana. Que mañana tengo que madrugar mucho.
-¿Por qué?
-Porque mañana tengo una excursión.
-Ah. ¡¡Yo me quiero ir contigo!!
-Jajaja. No te lo recomiendo. Vamos a ir a ver un museo de Madrid. Va a ser realmente aburrido.- dijo Lucia intentando convencer a Lydia.
-Jooo. Mis excursiones son más divertidas.
-Porque tú eres especial.- dijo Lucia dándola un beso un la mejilla.
-Yupiiiiiiii.
-¿Qué está pasando aquí?- dijo Paula.
-Nada que Lucia me ha dicho que soy espechial.- dijo Lydia.
-No, cariño. Espechial, no. Es especial.
-Espechsial.- dijo Lydia intentándolo.
-E-s-p-e-c-i-a-l.- dijo Paula, para que lo entendiera mejor.
-Espesial.
-¡¡Casi!! Inténtalo de nuevo.- dijo Lucia animándola.
-Especial.- dijo Lydia sonriendo.
-¡¡Sí!!- dijo Lucia, cogiendo a Lydia.
Paula aplaudió.
-¡¡Yujuu!!
-Bueno chicas, creo que ya es hora de cenar, ¿no?- dijo el padre, Carlos, llevando la cena a la mesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario