domingo, 29 de enero de 2012

Capitulo 23


Paula despertó temprano a Lucia para que no llegara tarde.
-Ya me levanto, mamá.
-Vale pero no tardes.
Lucia se levantó poco a poco. Era demasiado pronto y ella se acostó demasiado tarde. Aunque no le importó. Ya recuperará otro día el sueño. Eligió rápido la ropa y bajó al comedor. Había unas tostadas. Se las comió sin muchas ganas.
-Bueno, mamá. Recojo esto y me voy.
-Vale. Hoy tendrás que irte tú sola.
-Vale.
A su madre no la gustaba que su hija fuera sola al instituto. Pero cree que ya debe de ser hora para que la deje.
-Mamá me voy.
-Vale que te diviertas.
-Lo intentaré.- susurró.
No tenía ganas de volver a madrugar, y mucho menos, de volver a verlas. Ese pensamiento le quitaban las ganas de todo. Caminaba lentamente. Le daba igual llegar tarde. Mejor. Así no tendría que estar con ellas. ¿Lo hace? No. Ella no es de ese tipo de personas. Tarde o temprano las tendrá que ver. Ya casi había llegado en el lugar que quedaron para salir todos, cuando se encontró con alguien.
-¡Hoola! ¿Qué haces tú por aquí?- dijo Lucia.
-Nada. Jajaja. Es que una amiga me invitó a ir a un museo. Me encantan.- dijo Carla.
-Ah. Entonces vas donde yo. Mi instituto hace esa excursión.
-¡Qué sorpresa!
-Jaja pues sí.
Lucia no se esperaba encontrarse con Carla, y menos hoy. Pero piensa que va a ser lo mejor que va a suceder hoy, asique tendría que aprovecharlo.
-Oye que tal la anciana.
-¿Qué anciana? Oh. Ella es mi abuela. Y está bien, no fue nada.
-Ah. Es que me quede un poco preocupada.
-No tranquila. Oye, ¿tú vives por el barrio?
-Sí. Una calle más abajo de donde nos conocimos.
-Ah. Entonces vivimos casi al lado.
-Nunca te he visto.
-Ya, es que me acabo de mudar.
-Ahm. No vi ninguna mudanza. Jajaja.- dijo Lucia sonriendo.- Bueno ya casi hemos llegado.
-Jajaja. Sí. ¿A ti te gustan los museos?
-Bueno… ni sí ni no. Más bien lo hago por no ir a clase. ¿Y a ti?
-Jaja. A mí realmente sí me gustan. Por eso posiblemente me llamen ‘’rarita’’.
De primeras no parecía para nada una ‘’rarita’’. Era pelirroja, pelo rizado, ojos verdes, cuerpo normal… ¡De dónde se sacan que es una rarita! Si es muy simpática.
-Eres muy simpática y de aspecto no te pareces a ningún bicho-raro de esos.- dijo Lucia sonriendo.
-Ya… pero por mis gustos y aficiones sí lo soy.
-¿Y por qué eres rara? Y, ¿si los raros son ellos? ¿Cuáles son los malos, y quiénes son los buenos? Estoy harta de la gente que te juzga por lo que haces. Sí realmente te gusta una cosa, nadie te tiene que juzgar por ello.
Carla se quedó totalmente asombrada con las palabras que acababa de decir Lucia. Verdaderamente, tiene razón. Si a ti te gusta una cosa, nadie te debería de juzgar por ello.
-Tienes razón.
Tras un rato hablando con Carla, llegaron por fin al lugar donde habían quedado. Por ‘’suerte’’ las únicas personas que estabas eran Sofía, Rocío, Alexia y ellas dos. ¡Qué divertida iba a ser la espera!
-¡Oh! Mira quién se acerca.- dijo Sofia.
-¡Oh! Mira quién está. La que creía mi amiga pero luego va diciendo cosas a mis espaldas.- la respondió Lucia.
-Qué penita. ¿Tú novio no te quiere? Lógico. Habrá encontrado a una chica mejor. Total, en un día puedes llegar a hacer tantas cosas…
Esas palabras a Lucia la resbalaban. Ella sabe perfectamente como está con su novio.
-¿Te sientes mejor por decir eso?
-¿Y tú te sientes mejor por decirlo?
-Venga chicas parad ya.- dijo Rocío.
Carla, que no sabía lo que pasaba, se fue con su amiga, que curiosamente, era Alexia.
-Mira, incluso tus acompañantes vienen a nuestro lado.- dijo Sofía haciendo referencia a Carla.
-Carla se va con quien quiere. Yo solo la acompañaba, ¿vale? Ahora si no te importa deja de meterte en mi vida y busca un poco en la tuya.
Lucia sabía perfectamente cómo hacer verdadero daño a Sofia. Pero ella no quería eso. Quería tener un viaje relajado. Asique tenía que medir bien sus palabras.
-Yo me meto donde me tengo que meter. O es que ya no te acuerdas que el sábado si no te llego a salvar el culo no hubieses estado con José.
-Mira yo ya te lo agradecí en su momento. Y no creo que te tenga que hacer una escultura, porque yo también te he encubierto muchas veces.
Sofía no sabía qué decir. Las palabras de Lucia tenían mucha verdad.
-Ya lo sé. Porque hay que ser idiota. ¿Y tú novio dónde está?
-Mi novio está en…- dijo Lucia sin poder terminar la frase.
-Su novio está aquí.- dijo José que acababa de llegar tras una gran carrera.

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