-¿Te has
divertido?- dijo Lucia.
-Jajaja.
Por supuesto. Ha sido la mejor noche de mi vida.- dijo José dándole un beso en
la boca.
-Realmente
no me creo esto.
-¿Por qué
no?
-Ayer ni
nos conocíamos y hoy nos estamos dando un beso.
-Eso no
es propio en mí. No pienses que soy así, ¿eh? – dijo José gracioso.
A Lucía
le sacó una sonrisita. Verdaderamente, lo que había entre ellos dos, era magia.
-Bueno y,
¿dónde me vas a llevar?- dijo Lucia un poco nerviosa.
-A mi
casa.
-¡¿Cómo?!-
dijo Lucia, empezando a ponerse realmente nerviosa.
-Tranquila.
La casa está vacía.
Pff. ¿Qué
querrá hacer? Desde que le dijo que iban a su casa no ha parado de pensar una
cosa. ¿Será virgen? Ella sí lo era. Totalmente principiante. Aunque visto así,
no le importaría que él fuera el primero.
-Tranquila,
no te pongas nerviosa. No harás nada que no quieras hacer. ¡Ni que te fuera a
secuestrar!
‘’Parece
que tiene muy claro lo que quiere’’. Pensó Lucia.
-Esta es
mi casa.- dijo José señalando a un chalet.
Parecía a
simple vista creado de madera.
-Muy
bonito todo.- dijo Lucía con voz muy nerviosa.
Al
escuchar el tono de voz de su novia, José, no paraba de reír.
-¿Qué
pasa?- preguntó Lucia.
-Que
estas muy nerviosa. Tú relájate.
-José, no puedo tranquilizarme. Te tengo que
contar una cosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario