-Bueno
chicos, ya hemos llegado.
Ninguno
de los alumnos sabían a qué museo iban. Eso les llamó más la atención. Estaban
delante de la entrada del museo. La verdad es que no es el típico museo de ver
cuadros. Porque en realidad, allí cuadros, muy pocos. Estaban delante del Museo
de Cera de Madrid.
-¿Pasamos?-
dijo la profesora.
Entraron
y, mientras que la profesora hablaba con unos monitores para que les explicaran
un poco más o menos ellos la esperaron fuera.
-Me
alegro mucho de que estés aquí conmigo. No paras de darme sorpresas.- dijo
Lucia.
-Ya, es
que no tengo la cabeza muy bien. Si no, te lo hubiera dicho ayer.
Ayer.
Lucia, tan solo con pensarlo, se ruborizó.
-¿Qué te
pasa?- dijo sonriendo José.
-Nada que
he recordado un poco el día de ayer.
-Jajaja.
¿Y te gustó?
-Mucho.-
dijo Lucia dándole un beso.- No me dejes nunca.
-No lo
haré.
Los dos
sonrieron. Se querían. La profesora en pocos minutos volvió.
-Ya está
todo listo.- dijo.- Seguidme sin hacer mucho ruido.
Nada más
entrar, había un monitor que nos estaba esperando.
-Hola
chicos, me llamo Nacho y, hoy, os explicaré algunas cosas curiosas de algunas
de las figuras.
A ninguno
le gustó con el tono en que lo dijo. Parecía que tenían 8 años.
Lo
primero fue ver la sala del terror, por así decirlo. Todas las esculturas
parecían reales. Lucia y José iban cogidos de la mano y se miraban cada vez que
veían una escultura nueva. Lucia pasó un día interesante, ya que su ‘’príncipe
azul’’ fue a su lado. Lucia se reía. ¿Su ‘’príncipe azul’’? Sí. Realmente
existen, y el suyo está a su lado. Le quiere. De eso no hay ninguna duda, y
está dispuesta a contárselo a sus padres cuando lleven saliendo una semana.
Aunque para sus padres, ellos irán poco a poco. Ahora todo estaba bien. No
había nada en el mundo que la pudiera hacerla daño. Ahora no o, ¿tal vez sí?
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