-HoolaJ, ¿qué tal?
-Pues muy bien, ahora que estoy
hablando contigo.
-Jajaja. Lo mismo digo.- Lucia.-
Ya le he dicho a mi madre que mañana voy a quedar contigo y que lo haré con
frecuencia.
-¡¡Genial!! Yo también se lo he
dicho a la mía.
-José… hay algo que no se me borra
de la cabeza. Pero que consigo esconder mientras estoy contigo.
-¿Qué es?
-Marc.
-Hmm… yo creo que deberías de
hablar con él y dejarle las cosas claras.
-Ya le dije antes de verte que
tenía novio y que no quería nada con él.- dijo Lucia.
-¿Quieres que hable yo con él?
-Yo creo que no sería muy buena
idea. En todo caso, sería los dos.
-Bueno, pues los dos.
-Vale. A ver cómo puedo contactar
con él.
-¿No tienes su número de teléfono?
-No. Borré todo lo que tenía de
él.- dijo Lucia un poco triste.
-Entiendo, pues la única manera es
ir a su casa.
-De eso si que me acuerdo.
Podríamos ir mañana.
-Eso está hecho.
-Gracias, José. Ahora soy yo la
que te las tiene que dar.
-¿Por qué?
-Por ayudarme con esto y no
enfadarte.
-Claro que no, por cierto. Me han
invitado a una fiesta. Dicen que será increíble. Pero es en el cementerio.
Habrá mucha gente.
-Pff… a mí los cementerios no me
van mucho, pero con tal de estar contigo.- dijo Lucia pensando bien su
respuesta.- ¿Cuándo es?
-Mañana por la noche.
-Un sábado en un cementerio. ¡Qué
original!- dijo Lucia irónica.
-Lo bueno es que te podré ver por
la mañana y por la noche.
-Sí, es lo único positivo que
encuentro.
-Jajaajaja.
-Bueno ahora me tengo que ir a
cenar. No sé como lo haces pero, contigo, el tiempo se pasa muy rápido.
-Hago magia.- dijo José sonriendo
al otro lado de la pantalla.
-Pues yo también. Mañana lo verás.
-Vale, a ver qué haces.
-Sorpresa. Me tengo que ir. Te
quiero.
-Adiós, cuídate.
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