domingo, 26 de febrero de 2012

Capitulo 42


-Hola, Lucia. Siento haberte hecho esperar demasiado. La verdad, es que no necesitábamos ninguna editora, pero viendo la información que nos mandaste, hemos decidido aceptarte. Si todavía sigues interesada, mándanos un mensaje con tu respuesta. Enseguida te responderemos con las indicaciones que tienes que hacer. Un saludo.
Lucia sonrió. Hace un mes que solicitó ser la editora de una página muy visitada. Lo único que tenía que hacer era editarla con banners y cosas así. Ahora con el poco tiempo que tiene, ¿podrá hacerse cargo de la página? Una preocupación más. Decidió darle al botón Responder:
-Hola, me hace mucha ilusión que me aceptéis. La verdad, es que últimamente no dispongo de mucho tiempo. Menos del que me gustaría. Pero sacaré tiempo y me haré cargo de la página. Espero vuestro mensaje con las instrucciones. Saludos.
Rezando para quela página no la entorpezca más de lo que está últimamente, le da al botón de ‘’enviar’’.
Por un momento, recordó que esta noche había quedado. Mira la hora. Las 20.00. Muy tarde, pero todavía puede conseguirlo. Se prepara lo más rápido posible. Se quitó la ropa que se había puesto esa mañana para quedar con José. Busca algo rápido. Menos mal que hace unas horas decidió darse una ducha. Lucia sonríe al ver que el vestido adecuado apareció de repente. Es el perfecto. Un vestido ajustado negro que se abría un poco por abajo. Era corto. Perfecto para una noche un poco cálida. Recuerda que era el que se quería poner la primera noche que quedó con José. Se alisó un poco el pelo y se lo recogió con una coleta. La gustaba. Cogió un bolso que se había comprado hace poco. En él metió el móvil, las llaves, y el monedero con un poco de dinero. ‘’Nunca se sabe’’ pensó. Espera que aquella noche sea relajada. Lo máximo que se pueda en un cementerio. Se mira por última vez en el espejo. Está lista. Sale de la habitación y baja con cuidado las escaleras. Todavía tenía miedo a sus nuevos tacones. Antes de poder salir por la puerta, su madre la vio:
-Hija, ¡estás espectacular!
-Gracias, mamá.
-¿A qué hora vas a volver?
Lucia pensó. No quiere volver pronto. Quiere estar con José.
-Pues no lo sé muy bien. Volveré antes del amanecer.- dijo Lucia sonriendo.
-Más te vale.
Lucia, antes de que su madre la hiciera más preguntas, salió por la puerta. Antes de cruzar la calle, su teléfono sonó.
-¿Diga?- preguntó Lucia.
-Hola, Lucia. Soy José. Dime que no estás muy lejos de tu casa.
-Jajaja. Pues no, acabo de salir.
-Menos mal. Es que te quería dar una sorpresa. Estoy de camino. No tardo en llegar.
-Vale, yo te espero aquí.
Ahora Lucia estaba aún más nerviosa. ¿Qué será la sorpresa?
Sonríe. Se da cuenta de que la mayoría de días que se han visto, se han dado una sorpresa el uno al otro. ¿Cuánto durará? Lucía resopla. Es feliz cuando está con José, pero por alguna razón Marc no deja de aparecer en su mente. ¡Ya está harta! Quiere olvidar a Marc con todas sus fuerzas. Siempre la ha traído problemas. No la merece. Sin quererlo, se le escamó una lágrima. Una lágrima que confirmó la sentencia de Lucia. Se secó rápidamente al ver llegar a José.
-Hola.- dijo Lucía intentando ocultar que acababa de llorar.
-Hola. Estás realmente guapa.- dijo mirándola de arriba a abajo.
-Gracias. Aquí el guapo eres tú.
-Bueno, ¿vamos?

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