-Hola, Lucia. Siento haberte hecho
esperar demasiado. La verdad, es que no necesitábamos ninguna editora, pero
viendo la información que nos mandaste, hemos decidido aceptarte. Si todavía
sigues interesada, mándanos un mensaje con tu respuesta. Enseguida te
responderemos con las indicaciones que tienes que hacer. Un saludo.
Lucia sonrió. Hace un mes que solicitó
ser la editora de una página muy visitada. Lo único que tenía que hacer era
editarla con banners y cosas así. Ahora con el poco tiempo que tiene, ¿podrá hacerse
cargo de la página? Una preocupación más. Decidió darle al botón Responder:
-Hola, me hace mucha ilusión que
me aceptéis. La verdad, es que últimamente no dispongo de mucho tiempo. Menos
del que me gustaría. Pero sacaré tiempo y me haré cargo de la página. Espero
vuestro mensaje con las instrucciones. Saludos.
Rezando para quela página no la
entorpezca más de lo que está últimamente, le da al botón de ‘’enviar’’.
Por un momento, recordó que esta
noche había quedado. Mira la hora. Las 20.00. Muy tarde, pero todavía puede
conseguirlo. Se prepara lo más rápido posible. Se quitó la ropa que se había
puesto esa mañana para quedar con José. Busca algo rápido. Menos mal que hace
unas horas decidió darse una ducha. Lucia sonríe al ver que el vestido adecuado
apareció de repente. Es el perfecto. Un vestido ajustado negro que se abría un
poco por abajo. Era corto. Perfecto para una noche un poco cálida. Recuerda que
era el que se quería poner la primera noche que quedó con José. Se alisó un
poco el pelo y se lo recogió con una coleta. La gustaba. Cogió un bolso que se
había comprado hace poco. En él metió el móvil, las llaves, y el monedero con
un poco de dinero. ‘’Nunca se sabe’’ pensó. Espera que aquella noche sea
relajada. Lo máximo que se pueda en un cementerio. Se mira por última vez en el
espejo. Está lista. Sale de la habitación y baja con cuidado las escaleras.
Todavía tenía miedo a sus nuevos tacones. Antes de poder salir por la puerta,
su madre la vio:
-Hija, ¡estás espectacular!
-Gracias, mamá.
-¿A qué hora vas a volver?
Lucia pensó. No quiere volver
pronto. Quiere estar con José.
-Pues no lo sé muy bien. Volveré
antes del amanecer.- dijo Lucia sonriendo.
-Más te vale.
Lucia, antes de que su madre la
hiciera más preguntas, salió por la puerta. Antes de cruzar la calle, su
teléfono sonó.
-¿Diga?- preguntó Lucia.
-Hola, Lucia. Soy José. Dime que
no estás muy lejos de tu casa.
-Jajaja. Pues no, acabo de salir.
-Menos mal. Es que te quería dar
una sorpresa. Estoy de camino. No tardo en llegar.
-Vale, yo te espero aquí.
Ahora Lucia estaba aún más
nerviosa. ¿Qué será la sorpresa?
Sonríe. Se da cuenta de que la
mayoría de días que se han visto, se han dado una sorpresa el uno al otro. ¿Cuánto
durará? Lucía resopla. Es feliz cuando está con José, pero por alguna razón
Marc no deja de aparecer en su mente. ¡Ya está harta! Quiere olvidar a Marc con
todas sus fuerzas. Siempre la ha traído problemas. No la merece. Sin quererlo,
se le escamó una lágrima. Una lágrima que confirmó la sentencia de Lucia. Se
secó rápidamente al ver llegar a José.
-Hola.- dijo Lucía intentando
ocultar que acababa de llorar.
-Hola. Estás realmente guapa.-
dijo mirándola de arriba a abajo.
-Gracias. Aquí el guapo eres tú.
-Bueno, ¿vamos?
ola me gusta tu blog:
ResponderEliminarTU ME SIGUES YO TE SIGO
Gracias
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